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Economía

Indicadores económicos y financieros han perdido concordancia, en este sexenio tienen su nivel más bajo

07-01-2022, 8:15:33 AM Por:
© Especial

Este factor es aprovechado para informar con sesgo, y no explicar con objetividad los porqués de lo que pasa entre los mercados y la economía.

Ayer, se informó que el primer jueves de cada mes se dará a conocer la evolución de la economía, durante las conferencias mañaneras que se ofrecen en Palacio Nacional, a cargo del presidente Andrés Manuel López Obrador.

Dicho ejercicio se inició con una serie de indicadores que muestran, según el gobierno, la fortaleza actual de la economía mexicana.

Pero estos indicadores fueron de corte financiero más que económico, y además se tomaron en consideración únicamente los que más convienen para los efectos informativos gubernamentales.

Entre los varios indicadores que se tomaron en cuenta, estuvo el del tipo de cambio, que como sabemos es uno de los más importantes, o lo es según el objetivo que se persiga.

En realidad, desde hace muchos años en México existe una marcada distancia entre estos indicadores y la evolución de la economía, incluso esta falta de sincronía se ubica actualmente en sus niveles más bajos en décadas.

Y esta descoordinación, desincronización o como se le quiera llamar, obedece a la situación del país como integrante de un bloque económico en el que juega un papel de “refugio rentable ” de capitales, es un papel afortunado cuando menos hasta el momento.

No quiere decir que no haya relación entre mercados y economía, eso es imposible que no suceda, pero los tiempos cambian y las circunstancias también, lo que hace décadas funcionaba ahora ya no, eso es lo que sucede desde hace tiempo.

Si algo hay que destacar de nuestro país, especialmente en estos años recientes, es que no se modificaron diametralmente las circunstancias financieras que le permitieron a estos capitales aprovechar la diferencia de tasas que México tiene con sus dos socios comerciales (Canadá y Estados Unidos), pero de ahí a que indicadores como el tipo de cambio se mantengan “estables” por las condiciones económicas del país, hay diferencia.

Si hubiera una mayor sincronía como en otras épocas, el peso hoy sería una divisa mucha más depreciada por todo lo que la ha golpeado, especialmente en materia económica.

Así perdió sincronía lo financiero y lo económico en México

La pérdida de sincronía entre lo financiero y económico en México es cada vez más evidente a partir de este siglo, veamos las cifras duras con dos variables para ilustrar lo que sucede.

A principios del siglo, con la llegada del presidente Vicente Fox Quesada, de extracción panista, diferente a lo visto en los 70 años previos en el país, el peso no sólo no se depreció, sino que incluso se apreció, entre 2000 y 2001 pasó de 9.36 a 9.17 pesos por dólar; posteriormente tuvo una depreciación de 12.97 por ciento debido a que la economía cayó en el año 2002 por la recesión en Estados Unidos tras los atentados terroristas.

Pero recordemos que en esos años las circunstancias actuales no eran las mismas, los bancos centrales industrializados no enfrentaban aún las dos grandes crisis globales que han sido incluso similares a la que produjo la Gran Recesión iniciada en 1929.

Sin embargo, el PIB del país repuntó todo el resto del sexenio, hasta un máximo de 4.5 por ciento, y no pudo evitarse que el peso se depreciara hasta máximos de 11.22 pesos por dólar, la volatilidad de los capitales era el factor determinante.

Llegó el presidente Felipe Calderón y, pese a la estabilidad inicial, la crisis de 2008 lo descompuso todo, con tipos de cambio máximos de 13.77 pesos por dólar; lo anterior luego de retrocesos de hasta 5.29 por ciento en 2009 debido a la crisis subprime. Paradójicamente es en este periodo cuando se sientan las bases a nivel global, e incluso nacional, de lo que hoy sirve a la presente administración para presumir cierta “estabilidad”.

Es en esa crisis, la de 2008-2009, cuando los bancos centrales entienden que la mejor manera de no llegar a una Gran Depresión es no hacer nada, así inician los shots de liquidez, convertidas posteriormente en auténticas “montañas”.

Inician también las intervenciones masivas en los mercados cambiarios, olvidándose de conceptos como soberanía, etc (Swaps de la Fed en México por medio de Banxico), y cuando inicia el desplome de las tasas de interés, que en aquel momento no llegaron a los niveles mínimos de la siguiente crisis, la de 2020, cuando tocaron el cero absoluto. Todo estaba listo para la próxima gran crisis, que nunca se pensó que llegaría tan pronto.

Después llegó la era de la depreciación más acelerada, la de la administración del presidente Enrique Peña Nieto, en realidad este sexenio ha sido el más negativo para el peso en lo que va del siglo. ¿Pero por qué si no se registró un sólo año con PIB negativo en esta administración?

La clave fueron las diferentes crisis en el mundo (petróleo, primavera árabe, etc), combinado con el repunte de las tasas de interés por parte de la Fed tras el fin de la estrategia adoptada en 2009 que evitó una nueva Gran Recesión. Sí, algo muy parecido a lo que sucederá en los próximos meses con la misma Fed.

La fuerte depreciación del peso en este sexenio, de 51.5 por ciento, es el fiel reflejo de cómo los indicadores financieros y económicos han perdido sincronía: Un PIB que crecía a tasas promedio de 2.5 por ciento, nada para celebrar pero positivo al fin, con el contraste de un peso débil. En el escenario global el peso estaba castigado por factores ajenos ya mencionados arriba.

Así iniciamos la era actual, con un peso que se apreció en el primer año completo del gobierno, pero que se ha depreciado modestamente los años 2020 y 2021, pese a que en cuestión de crecimiento económico no sólo no hay nada para presumir, sino todo lo contrario, lo que sucede es para preocuparse.

El PIB de 2019 fue de menos 0.01 por ciento, el de 2020 de menos 8.5 por ciento, mientras que el de 2021 sería de alrededor de 5.5 por ciento. Una simple operación aritmética nos lleva a un promedio del PIB en el sexenio de menos 1.00 por ciento, ¿cómo decir o cómo explicar que el peso está fuerte porque la economía está bien?

Es un sinsentido decir que el peso está bien cuando el PIB, es decir el crecimiento del país, vive sus peores momentos en décadas.

En realidad, en este espacio lo hemos señalado insistentemente, el tipo de cambio obedece en su desempeño a otros factores, los más relevantes, los de mayor peso específico son de corte externo, como el de las tasas de interés en el mundo industrializado.

Ojalá este ejercicio informativo que se llevará a cabo, aborde los temas con ángulos objetivos; para cualquier gobierno es positivo que el tipo de cambio no se deprecie en exceso, pero las causas profundas deben revelarse. Señalar que el peso está fuerte porque la economía del país va bien no es correcto.

Decir que la Bolsa de Valores se ha recuperado porque la economía de México va bien, o señalar que las remesas que llegan al país obedecen al éxito económico de México, es totalmente erróneo y falta a la verdad, pero sobre todo sumen a México en un espejismo del que posiblemente despierte igual que en otras épocas, con graves consecuencias.

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