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Economía

¿Estamos en bancarrota? Estas han sido las crisis en México

18-09-2018, 11:54:24 AM Por:
© Reuters

Las declaraciones del presidente electo, Andrés Manuel López Obrador, trajeron a la memoria los periodos en los que el país ha enfrentado la bancarrota

El presidente electo, Andrés Manuel López Obrador, señaló durante el primer día de su gira de agradecimiento, que la situación de bancarrota en la que se encuentra México podría impedir que se cumplan todas las demandas del país durante su mandato.

Dichas declaraciones levantaron un sinnúmero de reacciones en los diversos sectores económicos nacionales; la mayoría de las voces se pronunciaron por reconocer los rezagos que tiene México desde hace muchos años. Sin embargo, difirieron con el futuro gobernante al señalar que nuestro país no está en bancarrota.

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Con el paso de los meses y años la historia se encargará de confirmar si el gobierno de López Obrador recibe un país en bancarrota, de acuerdo con la definición técnica de la palabra.

Sin embargo, en la historia económica del país, otras generaciones de mexicanos sí vivieron en carne propia la bancarrota nacional, fueron momentos muy difíciles que han quedado consignados y que hoy revivimos para usted.

Le invitamos amable lector a revivir las tres grandes bancarrotas de México en la historia moderna, a partir de la segunda mitad del siglo pasado hasta la fecha. 

Primera bancarrota

“Nos han saqueado, no lo volverán a hacer”; “defenderé al peso como un perro”.

A mediados de la década de los setenta del siglo pasado llegó al poder José López Portillo, suceso que casi coincide con el descubrimiento de importantes yacimientos petroleros que le dieron a la nueva administración la liquidez suficiente para impulsar el crecimiento económico mediante endeudamiento externo, con el aval petrolero.

lopez portillo

El gobierno de López Portillo se comprometió en sus primeros meses ante el Fondo Monetario Internacional (FMI) a limitar la deuda pública, pero esta pasó de 6 mil 800 millones de pesos al inicio del sexenio a más de 19 mil millones a finales del mismo.

También, se debía restringir el gasto público, fijar topes salariales y limitar el crecimiento del sector paraestatal, nada de eso se cumplió, solo bastaba con un factor que derrumbara a la economía, y sucedió.

En la cúspide de la bonanza de los precios del petróleo el presidente en turno declararía:

Los mexicanos debemos prepararnos para administrar la abundancia”, refiriéndose a que los ingresos petroleros eran de tal magnitud que volverían a México un país rico.

Los precios del petróleo se fueron en picada a principios de la década de los años ochenta, arrastrando a la economía mexicana.

Al final del sexenio de José López Portillo el país estaba en bancarrota: solo ese año la cotización del dólar pasó de 22 a 70 pesos de los de entonces, nunca se supo bien a bien, pero era un hecho que el país no tenía dinero para pagar su deuda externa, misma que se había disparado de 21 mil millones de dólares al inicio de la administración, a más de 70 mil millones al final de la misma.

Sin la menor duda, México estuvo en bancarrota. 

Segunda bancarrota

“La década perdida”

Aunque el gobierno del presidente Miguel de la Madrid Hurtado (1982-1988), inició con serios problemas por las herencias de su antecesor, lo cierto es que el país tuvo grandes oportunidades para salir de la crisis y sentar las bases para un mayor desarrollo; pero graves errores de política económica lo impidieron.

El país trató de abrirse al exterior anexándose al Acuerdo General sobre Comercio y Aranceles (GATT, por sus siglas en inglés), como una estrategia para diversificar su economía, pero lo cierto es que los tiempos de la globalización todavía estaban lejanos.

Fue en el gobierno del presidente De la Madrid cuando se vivieron los efectos más devastadores de lo que el mundo conoció años después como “La década perdida”, caracterizada por una serie de conflictos bélicos y crisis financiero-económicas que afectaron de manera especial a las naciones que entonces se conocían como “subdesarrolladas”, entre ellas México.

Si bien fue un fenómeno global, en México no se hicieron los ajustes necesarios para evitar o al menos minimizar sus estragos: el gasto público se mantuvo en niveles muy elevados, la economía vivía una profunda centralización, los niveles de corrupción eran insostenibles, mientras que aspectos como la política cambiaria se manejaban desde la casa presidencial, con criterios políticos y sin sustento económico.

El saldo era devastador y las consecuencias también; con Miguel de la Madrid la inflación llegó a niveles de tres dígitos en forma anual y cuatro dígitos en forma acumulada, la devaluación del peso fue de 1,442 por ciento, y el crecimiento económico prácticamente nulo, de apenas 1.10 por ciento en forma acumulada.

Al final del sexenio México estaba en bancarrota; como era costumbre entonces, se desconocían los niveles de las reservas monetarias del banco central mexicano, pero no era necesario conocerlas, no alcanzaban para cubrir el servicio de la deuda, México tuvo que renegociar.

Tercera bancarrota

El error de diciembre

Al finalizar el sexenio de Carlos Salinas de Gortari (1988-1994), parecía que el país había superado muchos de sus problemas, mediante una serie de pactos económicos encaminados a modificar y contener en parte muchos de los problemas que tuvo México en el sexenio previo; pero justo en ese último año todo empezó a deteriorarse.

Con el inicio de 1994 empezó también el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), que formalizaba la unión comercial de México, estados Unidos y Canadá.

Bancarrota de México

Al finalizar el sexenio de Carlos Salinas de Gortari (1988-1994), parecía que el país había superado muchos de sus problemas, pero justo en ese último año todo empezó a deteriorarse.

Sin embargo, también con el primer minuto de ese año apareció en Chiapas el Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN), con la dosis de inestabilidad política suficiente para que las finanzas nacionales se sacudieran.

En el transcurso de ese año hubo una serie de asesinatos políticos que contribuyeron a la inestabilidad, junto con presiones internas y externas sobre el tipo de cambio por la creencia de que el peso se encontraba demasiado subvaluado.

Terminó el sexenio y solo 20 días después de que tomara el poder Ernesto Zedillo Ponce de León, se registró la dramática devaluación del peso y el colapso de lo que entonces se conocía como la “banda cambiaria con tope”, que permitía que el tipo de cambio se ajustara dentro de una banca previamente fijada por el Banco de México (Banxico); ese 21 de diciembre de 1994 el tipo de cambio pasó de 3.41 a 3.99, y para marzo de 1995 ya estaba arriba de 5 pesos por dólar; asimismo, las tasas de interés que rondaban niveles de 7 por ciento al inicio de la administración, llegaron a niveles de 100 por ciento.

Era el colapso total y la bancarrota del país, México enfrentó una vez más la quiebra de sus finanzas públicas; meses después se supo que en diciembre el Banco de México tenía en caja apenas 3 mil millones de dólares para enfrentar compromisos en los próximos meses que superaban por mucho ese monto.

Esta fue, hasta ahora, la tercera bancarrota de México en la era moderna.

Si nos atenemos a lo que sucedió, el país no enfrenta un escenario de bancarrota en esta transición política. Sin embargo, la historia lo dirá. 

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