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Economía

En México, las tasas de interés son un arma de doble filo

10-11-2020, 8:17:13 AM Por:
© Especial

Han sido un factor atractivo para la inversión foránea, pero siguen como "muro" para los proyectos productivos.

En México, las tasas de interés han bajado significativamente respecto a otras épocas, no hay duda del avance que se ha logrado en la materia durante los años recientes. Todavía varias generaciones de mexicanos vivieron un periodo de tasas extremadamente altas, de doble y hasta triple dígito; por fortuna, ya pasó hace tiempo y por el momento no hay posibilidades inmediatas de que vuelva a ocurrir.

Sin embargo, las tasas locales mantienen una problemática similar, son una especie de arma de doble filo porque hoy, igual que ayer, funcionan como imán para los inversionistas en los mercados, especialmente para los capitales foráneos.

Sin embargo, también se constituyen como una especie de obstáculo o muro para que muchos proyectos avancen con la celeridad suficiente, o incluso para que puedan iniciar. Sus niveles actuales no están todavía en los rangos que manejan los mercados industrializados, De hecho, el país tiene que pagar desde hace décadas atractivos premios a los inversionistas de esos mercados.

El imán para las inversiones

Hace unas décadas, la inflación demasiado alta y las constantes devaluaciones de la moneda provocaron que el país pagara tasas de interés “estratosféricas” a los capitales en los mercados financieros. Llegó a pagarse hasta 120 por ciento de tasa anual para inversiones en bonos mexicanos, una auténtica locura considerando que en esos momentos en naciones como Estados Unidos el premio se ubicaba en un máximo de 8 por ciento, es decir México pagaba 11,200 puntos base adicionales a quienes invirtieran en los mercados locales, ese era el grado de riesgo que tenía el país. Vale decir que entonces no contábamos con grado de inversión, el mismo que por cierto hemos arriesgado en los años recientes.

Pasó el tiempo y la economía mexicana se ha estabilizado relativamente. Hoy no se pagan esos premios de locura, pero los beneficios son todavía demasiado elevados, de acuerdo con las circunstancias actuales. Hoy igual que ayer, México es una de las naciones que más premio pagan a los inversionistas en el mundo, pese al notable descenso en el riesgo financiero de nuestro país.

Como sabemos, los inversionistas foráneos obtienen hoy una tasa mínima de 4.25 por ciento, es decir 425 puntos base adicionales si consideramos que en sus países de origen las tasas están cercanas al cero absoluto. Decimos que una tasa mínima porque es muy probable que incluso obtengan beneficios adicionales dependiendo de la eficiencia de sus operadores en los mercados de dinero. Este premio de 425 puntos base es uno de los mayores en el mundo, y es todavía más atractivo porque lo paga un país con grado de inversión, vecino y socio comercial de la mayor potencia económica del planeta, además de estar entre las primeras quince economías del mundo, es de hecho el mayor premio que se paga entre los países pertenecientes a la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), el llamado club de ricos.

Si el país empieza a bajar sus réditos, tiene problemas con el tipo de cambio y la orientación de los flujos financieros del exterior, que todavía son necesarios para la estabilidad de sus mercados. Ya no es como en otras épocas, ya no paga México más de 11 mil puntos base, pero los inversionistas de hoy están más que contentos con los 425 puntos base que se les otorga.

Obstáculo para los proyectos

Si el país tuviera tasas de interés muy similares a las del mundo industrializado, habría automáticamente un desplome en algunos conceptos como la llamada tasa libre de riesgo, y las tasas activas en general, que le darían a la economía un empuje adicional y detonarían actividades como el crédito.

La tasa libre de riesgo es aquella que exigen los inversionistas por invertir en proyectos, del tipo que sean. Es decir, canalizar sus recursos a algún proyecto productivo y no a cualquier instrumento financiero en el mercado. Si bien las tasas libres de riesgo ya no son como las de otras épocas, bajo los niveles actuales tampoco son baratas. Se calcula que una tasa libre de riesgo es cuando menos 5 veces superior a la tasa de referencia del mercado, pero es muy probable que sean más elevadas. Hablamos de que cualquier proyecto de inversión productiva pide una tasa mínima de 20 por ciento. En otras palabras, los proyectos de inversión exigen a sus acreedores un mínimo de 2000 puntos base de rendimiento.

En este asunto, el de las tasas de interés, nuestro país debe avanzar más todavía porque la comparación de los números nos indican que todavía existen notables diferencias entre una nación industrializada y una que no lo es. En la primera, actualmente la tasa de interés es muy cercana al cero absoluto, las tasas para proyectos debe estar muy cerca de dicho nivel, mientras que en el segundo caso todavía se piden rendimientos adicionales que son demasiado elevados.

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