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Economía

El peso tiene su mejor desempeño en la era de libre flotación, para un periodo de crisis financiera mundial

04-12-2020, 10:54:56 AM Por:
© Especial

Sin embargo, los alfileres que lo sostienen provienen de la ola de liquidez global promovida por los bancos centrales más influyentes del planeta.

A reserva del escaso movimiento que se espera para el último día del año, el peso mexicano terminará en su balance de 2020 con una pérdida o depreciación de 5.41 por ciento frente a su referente del dólar estadounidense al pasar de 18.8860 pesos en el mercado interbancario a 19.9080 unidades por cada billete verde, este 30 de diciembre de 2020.

A simple vista, parece una depreciación fuerte, y lo es considerando que por ejemplo la inflación esperada para este año apenas se ubicará ligeramente arriba de 3 por ciento, aunque el desplome del PIB estará cercano al 10 por ciento.

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Pero, en realidad el peso tuvo su mejor año para un periodo de colapso financiero como el que vivimos en este 2020, es decir un año en el que las finanzas del mundo colapsaron.

Antes de este 2020 que ya queda para la historia, se habían registrado 3 periodos de gran colapso financiero, todos en este siglo, desde que el peso iniciara su etapa de libre flotación aquel 21 de diciembre de 1994. En estos tres periodos previos en los que la crisis global fue el distintivo, el peso mexicano había reaccionado con fuertes descalabros, depreciaciones abruptas que desde luego provocaron graves problemas a la economía.

La historia de este 2020 fue distinta, pero también con sus particularidades, veamos primero un poco de los antecedentes y después expliquemos porqué al peso le fue “bien” en medio del caos pandémico.

Los tres grandes colapsos financieros globales, las grandes depreciaciones del peso

En el año 2002 la economía mundial cayó en recesión después de que en septiembre del año previo Estados Unidos registró los peores ataques terroristas de su historia, los atentados a las Torres Gemelas de Nueva York.

Como consecuencia la economía del mundo se vió en problemas, eso impactó también en el peso; al cierre del año 2002 nuestra divisa reflejó una caída de 13.48 por ciento, un duro golpe que sacudió a las finanzas del país y obligó a, entre otras cosas, rediseñar el gasto público para el año inmediato, al tiempo que ralentizó el crecimiento económico.

En 2008 como todos sabemos tuvo lugar la que era hasta antes de este año la peor crisis financiera en la historia del planeta sólo superada por la Gran Depresión, iniciada en 1929. En el año 2008 con el colapso de Lehman Brothers las finanzas globales se sacudieron y los bancos centrales iniciaron su participación directa en los mercados financieros del planeta, los llamados “estímulos cuantitativos”; pero con todo no pudo evitarse que la divisas de los países emergentes se sacudieran también, el peso tuvo una caída de 26.52 por ciento, generando también un desplome de 6.3 por ciento en el PIB, el mayor jamás visto, hasta el que veremos en 2020 que será cercano a menos 10 por ciento.

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Finalmente el otro periodo de gran ajuste o colapso en las finanzas globales se presentó en el año 2016 con el desplome de los precios internacionales del petróleo, que cayeron de un nivel de caso 120 dólares a 20 unidades en menos de 2 años. Como consecuencia el peso mexicano se desplomó también y registró en el balance de ese año una caída de 19.91 por ciento.

La “recuperación” del peso en 2020 obedeció a la ola de liquidez global

Al margen del balance que arroja una depreciación para el peso de 5.41 por ciento, es importante señalar que durante el año la moneda mexicana llegó a cotizar en un máximo de 25.1350 pesos por dólar, lo que en esos niveles significaba una depreciación de 33.08 por ciento. En este contexto podemos hablar de un regreso “espectacular” del peso mexicano. Pero, ¿porqué avanzó tanto el peso con una economía que caerá 10 por ciento?, evidentemente no es el factor interno el que impulsó al peso en la segunda mitad de este año a recuperarse y arrojar un balance menos negativo al final del periodo.

La causa es una, es muy clara y fue determinante: la ola de liquidez global promovida por los bancos centrales má importantes del planeta, quienes inyectaron billones de dólares en los circuitos financieros del mundo para estabilizar a las economía y evitar el colapso total, una nueva Gran Depresión.

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Esta liquidez permitió que empezaran a llegar al país flujos de capital hacia los mercados financieros nacionales, que pagan tasas de interés mucho más atractivas que en la mayor parte de las naciones industrializadas, cuyo rendimiento está en niveles cercanos al cero absoluto.

El llamado capital golondrino, como se le conoció en otras épocas, es el que permitió que el peso se recuperara de una depreciación muy importante, pero sin que ello signifique que la economía mexicana está en camino de la recuperación, esa será otra historia, y muy probablemente de largo plazo.

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