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Economía

El mundo necesita un “golpe de timón” económico y las nuevas generaciones tendrán que darlo: FMI

21-07-2021, 6:10:00 AM Por:
© Reuters

Son las generaciones que apenas empiezan su vida laboral las que tendrán que atreverse a tomar medidas enérgicas, ahora que la actual crisis está entrando en un punto de inflexión.

Los efectos de la pandemia son más devastadores de lo que se piensa: Desde marzo de 2020, los gobiernos del mundo han destinado 16 billones de dólares a proporcionar apoyo fiscal en medio de la pandemia.

Asimismo, a escala mundial los bancos centrales han ampliado sus balances por un total de 7.5 billones de dólares, los déficits son los mayores registrados desde la Segunda Guerra Mundial, y solo el año pasado los bancos centrales suministraron más liquidez que en los 10 años previos.

De acuerdo con expertos del Fondo Monetario Internacional (FMI), dicha ola de liquidez fue absolutamente necesaria; si las autoridades no hubieran actuado, la recesión del año pasado, la peor en tiempos de paz desde la Gran Depresión, habría sido tres veces más grave.

Golpe de timón

La devastación está ahí, ahora lo que viene es tratar de “levantarse de las cenizas“, dice el organismo financiero mundial en su más reciente análisis. A causa de la pandemia de COVID-19, el mundo sufrió pérdida del producto de 22 billones de dólares con respecto a lo que el FMI preveía en enero de 2020.

Pero el mundo sigue girando y, posiblemente, está cada vez más cerca el momento de dar un golpe de timón en la conducción económica y no sólo con visos en la recuperación, sino más allá.

Aprovechar este momento para ejecutar algunas de estas difíciles reformas quiere decir que los estímulos monetario y fiscal que aún están fluyendo han de servir como trampolín hacia un futuro más próspero y sostenible, y no como una mera ayuda para retornar a una versión convaleciente de la economía previa a la COVID-19″, explica el FMI.

Así, el FMI estima que las reformas integrales que impulsen el crecimiento en los mercados de productos, laborales y financieros podrían elevar el crecimiento anual del PIB per cápita en más de un punto porcentual en las economías de mercados emergentes y en desarrollo en la próxima década.

Estos países estarían en condiciones de aumentar al doble el ritmo de convergencia hacia los niveles de vida de las economías avanzadas con respecto al ritmo observado en los años previos a la pandemia.

En las economías avanzadas, el empuje de las reformas a favor del crecimiento ayudaría a amortizar las deudas que se asumieron para proporcionar los inusitados niveles de apoyo, y eso ampliaría el margen para realizar inversiones críticas y hacer menos necesarias las subidas de impuestos.

En el caso de los países de mercados emergentes que han logrado preservar su acceso a los mercados mundiales de capital, las reformas pueden apuntalar los fundamentos económicos y la confianza de los inversionistas a medida que las condiciones se tornen más restrictivas, sobre todo si la inflación persiste en las economías avanzadas.

Para los países de bajo ingreso que han agotado su margen para la aplicación de políticas, las reformas en pro del crecimiento pueden arrojar réditos suficientes para evitar duras medidas de austeridad, y eso les permitiría proteger el gasto social y en salud en el corto plazo y, al mismo tiempo, ampliar su capacidad para invertir en capital humano a largo plazo.

El papel de las nuevas generaciones

Sin embargo, el FMI advierte que este desafío deberá ser enfrentado en gran medida por las nuevas generaciones, no es que las anteriores generaciones no vayan a hacer nada, pero serán los jóvenes los que tienen enfrente el que quizás sea el mayor reto de su vida y de la historia económica en los años recientes, pese a que muchos de ellos apenas están en etapas tempranas de su vida laboral.

Son ellos quienes tendrán que atreverse a tomar medidas enérgicas, ahora que la actual crisis está entrando en un punto de inflexión.

Así, al sumar las reformas a favor del crecimiento al gasto para la recuperación, ellos generarán la prosperidad que hemos prometido a nuestros ciudadanos, y trazarán su propia senda en el mundo posterior a la pandemia. El asunto es que se decidan a hacerlo y lo hagan correctamente, para llevar al planeta a un futuro más próspero.

Para el FMI, no es necesario hacerlo todo a la vez; la recuperación tras la crisis tomará años en la mayoría de los países. Sin embargo, es un hecho que el desafío primordial consiste en inspirar a la próxima generación para que lleve a cabo la reconstrucción de la economía global.

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