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Ante la aseveración de que la calificadora de valores Fitch Ratings debe hacerse responsable por haber avalado la reforma energética implementada en el año 2014 en sus leyes secundarias, surge la duda sobre cuáles son las tareas o actividades que realizan las calificadoras, y para qué sirven.
Con estas afirmaciones, pareciera que las calificadoras de valores validaron la reforma energética, lo que no es correcto ya que ésta fue validada por el Congreso mexicano.
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Fitch Ratings redujo la perspectiva de crédito de Petróleos Mexicanos a Negativa.
A partir de ahí, lo que hicieron los analistas profesionales fue crear escenarios para determinar lo que sucedería en los años siguientes.
Estos escenarios, como todo lo hecho por el ser humano, no son infalibles, además de que hubo una total coincidencia en aquellos años en el sentido de que los beneficios de la reforma energética, especialmente el incremento de la base productiva petrolera del país, se verían en el largo plazo, hablaban cuando menos de entre 5 y 10 años.
Enseguida consignamos las tres cosas que sí hacen las agencias o empresas calificadoras tanto a nivel nacional como internacional:
Una tarea relevante de las agencias calificadoras de valores es evaluar las cifras financieras que presentan aquellos emisores que desean colocar algún título en los mercados, por medio del cuál puedan allegarse de recursos.
La evaluación es una tarea fundamental porque sirve para dos cosas: primero para darle viabilidad y cierto aval a la emisión de esos títulos en los mercados financieros, es la manera de decirle a los inversionistas qué tan confiable es ese emisor.
Segundo porque sus evaluaciones iniciales y posteriores permiten tomar decisiones de inversión.
Los emisores pueden ser empresas, gobiernos municipales, estatales o países, pasando por fondos de inversión. La tarea de evaluación no puede soslayarse, consiste en revisar todo el desempeño financiero de aquel emisor que quiere dinero del mercado, o sea, de los inversionistas.
Con base en las cifras que presentan los emisores, más el análisis de una infinidad de factores que hacen los expertos, se emiten escenarios de corto, mediano y largo plazo; que tienen como finalidad determinar en el momento del análisis cuál sería la evolución de los indicadores del emisor, trátese de empresa, gobierno de cualquiera de los tres niveles, o fondo de inversión.
¿Y para qué sirven los escenarios?
Para dos cosas: con base en esos escenarios la agencia calificadora de valores emite su calificación, de modo tal que los inversionistas pueden saber si es una buena decisión invertir en determinado título, pero siempre considerando que el análisis no es atemporal y que las condiciones pueden cambiar en cualquier momento.
Este escenario permite también a los consumidores de cifras y datos tomar alguna decisión de inversión, redirigir recursos, emitir sus propios análisis o simplemente hacer estadísticas que después utilizan.
Con base en los dos puntos anteriores emiten perspectivas. La perspectiva que emite una calificadora de valores es el paso final de un largo proceso profesional, significa lo que estiman que pueda suceder con el emisor en un determinado plazo. Generalmente la perspectiva se califica con una palabra:
Si las agencias calificadoras de valores avalaran reformas económicas, programas de gobierno o incluso a los propios gobiernos, definitivamente tendrían que ser responsables incluso de lo que sucediera en el país o empresa a la que avalan.
Las agencias calificadoras de valores simplemente evalúan, realizan escenarios y emiten perspectivas, una labor muy importante en las finanzas mundiales del siglo 21, pero no tanto como para pensar que validan reformas que nacen desde los gobiernos de cada nación.
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