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Economía

2019 y 1995, los años cuando el PIB cayó por causas internas

30-01-2020, 12:19:48 PM Por:
© Especial

El año pasado registramos el peor inicio de gobierno en 24 años, pues la economía se contrajo 0.1%, debido a factores estrictamente internos, aunque son distintos a los de 1995.

México no había registrado un inicio de sexenio negativo debido a factores internos desde 1995. La caída económica del año 2001 obedeció a una recesión en Estados Unidos que se profundizó con los atentados terroristas y “jaló” a nuestro país por ser uno de sus principales socios comerciales.

El derrumbe de la economía durante 2009 tampoco fue por causas internas, sino a la Gran Recesión global, provocada por la crisis hipotecaria en Estados Unidos, además de que no fue un año de inicio de administración federal sino el tercer año de gobierno del entonces presidente Felipe Calderón Hinojosa.

Es necesario remontarse a la gran crisis de 1994, el colapso del peso, y su impacto en 1995 (primer año completo de gobierno del presidente Ernesto Zedillo Ponce de León), para encontrar un inicio de gobierno federal negativo, por causas internas.

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En 2019 la economía mexicana nuevamente tuvo un descalabro por factores estrictamente locales, basta señalar que la economía estadoundiense creció 2.3%, y que el mundo, pese a no crecer como se espera tuvo en términos generales un incremento moderado, para saber que algo pasó en México que provocó que el país tuviera un crecimiento nulo, o incluso negativo.

Dos contextos totalmente distintos, también dos ajustes económicos muy diferentes, el de hace 24 años fue brutal con un desplome de 6.29 por ciento, una profunda crisis económica con la pérdida de millones de empleos y la quiebra del sistema bancario. Por fortuna, el contexto económico actual no se parece en nada al de entonces, pero no deja de ser una mala noticia. Enseguida señalamos dos breves comparaciones en ambos periodos y las fortalezas que sacaron o podrían sacar a la economía nacional del atolladero.

1995, el shock cambiario que hundió al país

En 1995 se sintieron todos los efectos de la gran devaluación de diciembre de 1994: repunte de tasas de interés, inflación, colapso crediticio, crisis de pagos, más devaluación, impacto en cadenas productivas, desempleo galopante, por mencionar algo de lo mucho que sucedió en ese año.

México cayó en una profunda crisis, el nivel de ajuste del PIB lo dice todo, menos 6.29 por ciento, por lo que en términos estrictos no es comparable al escenario actual, pero sirve para contrastar ambos periodos; en 1995 lo que sucedió fue un shock cambiario y económico, de modo que el nivel de desplome del PIB es apenas un dato duro que refleja todo el daño a la economía, pero pudo ser peor.

México logró recuperarse relativamente pronto, basado en sus fortalezas y la fuerza de trabajo que el bono demográfico necesariamente aportaba en aspectos como el consumo, generando oportunidades para nuevos negocios o el crecimiento de sectores que se habían colapsado por la crisis del peso. En 1995, el Tratado de Libre Comercio de América del Norte empezó a reflejar sus beneficios, aunque no pudo evitar el desplome.

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2019, menor confianza

Si se tratara de definir en una palabra lo que sucedió el año pasado, que llevó a la economía a una contracción de -0.1%, esa palabra es “cautela”. El inicio de un nuevo régimen, pero sobre todo de una nueva forma de ver y hacer las cosas, pasó factura a la economía mexicana.

No estamos frente a un escenario como el de 1995, no es para nada comparable, pero sí se trata de un efecto negativo que puede perdurar toda vez que el gran riesgo consiste en que la confianza tarde en recuperarse. La confianza es factor esencial para una economía.

La cancelación de una obra de gran magnitud como el Aeropuerto de Texcoco, la reorientación del gasto hacia políticas públicas de corte social a costa de reducir los recursos en otros sectores y la cancelación de los farmouts en el sector petrolero, son sólo algunos de los sucesos que crearon un ambiente poco propicio para la confianza de los inversionistas.

La diferencia entre la cautela y la incertidumbre consiste en que la primera es un proceso revertible de corto plazo, mientras que la segunda require mayor tiempo para diluirse y sus efectos negativos son de mucho mayor impacto en la economía.

A 24 años del mayor desplome económico para un inicio de periodo presidencial, es importante hacer notar las diferencias abismales entre ambos periodos. La caída del PIB en el México de 1995 fue producto de un colapso, el descenso de 2019 tiene que ver con una falta de confianza. Ojalá los tiempos pasados nunca más vuelvan. 

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