Desafíos en la salud mental por la falta de atención de los seguros de gastos médicos

En México, el 26.1% de la población ha experimentado un trastorno psiquiátrico, y el 36.4% lo experimentará en algún momento.
Por Psic. Mariana Estefanía Azcárraga Quiza*
Jorge, un hombre de 40 años, ha sido un empleado leal de la misma empresa durante la última década. Durante ese tiempo, ha mantenido un horario de trabajo estándar, de lunes a viernes, de 9 a 18 horas. Sin embargo, en los últimos meses, ha experimentado un cambio drástico en su estado de ánimo y bienestar. Se ha sentido triste, desanimado y con una incapacidad creciente para concentrarse en sus tareas diarias. Su energía ha ido disminuyendo, y ha comenzado a cometer errores en su trabajo, algo que nunca había sido común en él.
Su jefa, una líder empática y comprensiva, ha notado que Jorge está pasando por un momento difícil y le sugiere buscar atención de salud mental. Afortunadamente, su empresa ofrece beneficios que incluyen el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) y un seguro de gastos médicos. Jorge, motivado para mejorar, decide buscar atención médica de forma privada, en busca de una solución rápida.
Sin embargo, se encuentra con un reto inesperado. Al intentar que su seguro cubra el tratamiento que necesita, descubre que la atención psiquiátrica y los medicamentos relacionados no están incluidos en su póliza. Esta dificultad lo lleva a explorar la opción del IMSS, que sí ofrece servicios de salud mental. Pero aquí también encuentra complicaciones.
El proceso para ser evaluado por un psiquiatra a través del IMSS es largo. Jorge primero debe acudir a su clínica de medicina familiar, y su primera cita está programada un mes después, en un horario que le resulta incómodo, martes a las 11 de la mañana. Posteriormente, será referido a la especialidad de psiquiatría, pero la cita para esa etapa está programada para aproximadamente tres meses después, en otro hospital.
Para cuando Jorge finalmente logra ser atendido y comenzar su tratamiento, han pasado casi cinco meses, además de que las citas de seguimiento son cada tres meses y la primera sesión de psicoterapia es dentro de dos meses. Durante este tiempo, sus síntomas han empeorado significativamente, y su rendimiento laboral ha seguido disminuyendo.
Esta historia pone de manifiesto las barreras que muchas personas enfrentan al buscar atención de salud mental. Además, destaca la importancia de la cobertura de salud mental en los seguros médicos y la necesidad de reducir la brecha entre la detección de los problemas de salud mental y el acceso oportuno a la atención adecuada.
Salud Mental en México, su impacto en el ámbito laboral y sus costos
En México, el 26.1% de la población ha experimentado un trastorno psiquiátrico, y el 36.4% lo experimentará en algún momento. De estos casos, entre el 70% y el 90% no reciben ningún tipo de tratamiento. Los trastornos mentales pueden tener un impacto significativo en el trabajo, afectando tanto a los empleados como a los empleadores; ya que pueden disminuir la productividad, aumentar el ausentismo y los costos de atención médica, afectar la moral de los empleados y dificultar la búsqueda y retención de empleo.
El acceso a los servicios de atención de salud mental en México puede implicar múltiples obstáculos, como discriminación, estigma, falta de recursos económicos o disponibilidad de horarios.
En el caso presentado, el empleado cuenta con el privilegio de tener una jefa comprensiva que lo motiva a acudir a servicios de salud mental; sin embargo, este apoyo no es común en la mayoría de los empleos. Lamentablemente, en nuestro país, los trastornos mentales y su tratamiento están fuertemente estigmatizados, lo que incluso resulta en ocasiones en la terminación del empleo del trabajador.
A esto también se agrega la falta de personal capacitado, en México la tasa de psiquiatras es de 3.71 por cada 100,000 habitantes, cuando la tasa recomendada por la OMS de psiquiatras es de 5.0 por cada 100,000 habitantes. Además, existe una mala distribución de especialistas por región, ya que la mayoría de los psiquiatras se encuentran en las ciudades del país.
Como se describe en el caso, los servicios de salud pública gubernamentales sí cuentan con estos especialistas, pero resultan insuficientes, lo que provoca que las citas sean espaciadas y de corta duración. En muchas ocasiones, tampoco cuentan con todos los medicamentos disponibles en el mercado regular.
En el país, la mayoría de seguros de gastos médicos no cubren en sus pólizas los diagnósticos relacionados con salud mental.
En aquellos casos en los cuales el diagnóstico se considera como un trastorno mental no grave, los gastos asociados pueden ser moderados para la persona que lo padece. Deberá cubrir de su bolsillo las consultas con psiquiatra, que pueden variar en frecuencia y costo. También podría requerir psicoterapia, cuyas sesiones generalmente son semanales, y en el mejor escenario se necesitarían alrededor de 10 sesiones. Además de los medicamentos, que pueden tener un amplio rango de precios, desde $250 a más de $1500 mensuales.
Sin embargo, cuando una persona padece un trastorno mental grave (aquellos que ponen en peligro la vida o afectan gravemente la funcionalidad), los costos pueden aumentar significativamente. En muchas ocasiones, estos pacientes pueden necesitar hospitalización, un equipo multidisciplinario, análisis de laboratorio o de imagen, y una mayor cantidad de medicamentos.
Todas estas dificultades explican por qué la mayoría de personas con estas enfermedades no reciben tratamiento, y cómo esto impacta en todos los ámbitos de la vida, incluyendo el laboral.
Recomendaciones para empleadores
Dadas las dificultades expresadas para la obtención del tratamiento para trastornos mentales, las empresas puede considerar las siguientes:
- Verificar si sus seguros de gastos médicos incluyen cobertura para tratamiento de salud mental.
- Evaluar la posibilidad de asumir los costos de las consultas en el sector privado para sus empleados.
- Establecer convenios con clínicas de salud mental a las cuales puedan referir a sus trabajadores que lo requieran.
Estas medidas deben considerar la flexibilidad para asistir a citas o incluso permitir que estas citas se atiendan de forma remota en lugares que preserven la confidenciliadad.
Aunado a lo anterior, la empresa debe vigilar que:
- Fomentar entornos laborales positivos: Uno de los principales generadores de estrés laboral son los ambientes laborales hostiles, la mala comunicación y los horarios extenuantes.
- Capacitar al personal para identificar señales de trastornos mentales en los trabajadores y promover hábitos saludables.
- Abordar los riesgos psicosociales relacionados con el trabajo: Las empresas pueden identificar y abordar los riesgos psicosociales vinculados al trabajo, incluyendo la salud mental, con el fin de prevenir el agotamiento y promover el bienestar de los empleados.
Todas estas medidas también contribuyen al cumplimiento adecuado de la NOM 035 y ayudan a crear un entorno laboral más saludable y solidario.
Cuando las empresas implementan políticas y programas que promueven la salud mental y garantizan su tratamiento oportuno, pueden ayudar a sus empleados a enfrentar y superar estos desafíos de manera más efectiva. El resultado puede ser una fuerza laboral más saludable, comprometida y productiva, lo que beneficia tanto a los empleados como a los empleadores.
*Mariana Estefanía Azcárraga es directora del Centro Universitario de Salud y Bienestar Universidad Panamericana
Nota del editor: Este texto pertenece a nuestra sección de Opinión y refleja únicamente la visión del autor, no necesariamente el punto de vista de Alto Nivel.
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