¿Cómo manejar el enojo con tu equipo en el trabajo?
Enfadarse con la persona adecuada, en el grado exacto, en el momento oportuno, con el propósito justo no es sencillo.
Primeramente me gustaría que hicieras un examen de conciencia: ¿Recuerdas la última vez que te enojaste? ¿Qué pasó? Intenta analizar qué fue lo que absorbió tu atención y cómo actuaste? ¿Fuiste capaz de buscar soluciones sensatas? ¿Tomaste las mejores decisiones? ¿Lamentaste alguna cosa que dijiste o hiciste? ¿Destruiste alguna relación importante?. Si te das cuenta de que tu enojo fue severo y tuvo consecuencias, este artículo puede ayudarte a revisar algunos puntos que afectan tu manejo de la ira.
Para controlar la ira, puedes visitar diferentes expertos que te ayudarán a hacerlo desde múltiples ópticas: revisar el pasado para comprender el origen de la ira, poner un freno y evitar encuentros con personas conflictivas, contar hasta 10, o desfogar la ira abiertamente: pegarles a almohadas, verbalizar (en un acto de “valentía”) tu enojo, etc.
En mi opinión, no es necesario “controlar” la ira, es obligatorio analizar la operación cognitiva que se genera al momento de enfrentarse a un conflicto. En una sesión, un ejecutivo me dijo “me pides que me analice y es el equivalente a que ahora ponga atención cuando manejo mi coche a estar al pendiente del clutch, la direccional, etc. Me es muy difícil hacerlo”. Lo entiendo y efectivamente, nos hemos acostumbrado a hacer cosas automáticamente, y aunque estoy consciente de que en un primer intento será difícil, te puedes habituar a observarte y examinar cuáles son los pensamientos que tienes en un momento de enojo.
El algoritmo de la hostilidad
“Cualquiera puede enfadarse, eso es algo muy sencillo. Pero enfadarse con la persona adecuada, en el grado exacto, en el momento oportuno, con el propósito justo y del modo correcto; eso, ciertamente, no resulta tan sencillo.” Aristóteles.
El Doctor Aaron Beck menciona que existe un algoritmo de hostilidad el cual incluye diferentes reglas. Algunas de ellas son:
1. La regla de la reciprocidad cuando depositamos nuestras expectativas en los demás, creemos que si fuimos capaces de hacer algo por alguna persona ella debería responder igual. Y por tanto, esperamos mucho de los demás y nos molestamos si no pasa como “debería de ser”. Esto me lleva al segundo punto:
2. La “Tiranía de los deberías”: esto consiste en una distorsión cognitiva que hace que mantengamos reglas rígidas y exigentes sobre cómo tienen que ser las cosas; y cualquier desviación de esas reglas o normas se considera intolerable e insoportable, generando una alteración emocional extrema que se agrava cuando se convierte en una “Tiranía triple”: referido a los demás (“No debería hablarme así”); a mí mismo (“Debo ser el mejor”); y al contexto (“No debería existir tráfico”).
3. Asignar en el otro la responsabilidad de generar sentimientos negativos es el preludio de la ira. “Me desespera, me vuelve loca, etc.” Sin reconocer que la creación del estado emocional se origina en uno mismo por la interpretación que se le da, y no por causas externas.
4. Sesgos egocéntricos: Poner mucho énfasis en los derechos propios y dar por hecho su irrefutabilidad. Además se combina con un glotonería del ego representado con: “me, mí, yo, etc.” Ejemplos: “A mí nadie me habla de esa forma, ¿no sabe quién soy yo?”
Es cierto que lo puedo hacer de manera instintiva y como afirmaba el ejecutivo en la sesión, será difícil notarlo. No obstante, puedes estar más consciente de cuáles son algunos pensamientos que provocan tu enojo.
Analiza tu enojo
Además de analizar estos puntos, te recomiendo que una vez que hayas pasado por un evento difícil, hagas lo siguiente:
a) Conoce la intención del agresor: ¿Qué pasaría si vas caminando por la calle y te tropiezas porque hay un hombre con un bastón extendido que provoca tu caída? ¿Te enojarías con él? Y si te dieras cuenta que el hombre es ciego, ¿Mantendrías tu enojo?
En lugar de preguntar por las intenciones, lo que solemos hacer es presuponerlas, y además tendemos a verlas en negativo, lo cual es un caldo de cultivo maravilloso para la generación de conflictos.
b) Aplicar reglas de evidencia: Una persona me decía “Mi jefe no me incluye en el proyecto porque no confía en mí y eso me molesta mucho”, a lo que yo le contestaba: ¿Qué evidencias tienes para llegar a esa conclusión? ¿Es real que lo hizo porque no confía en ti? ¿Él te lo dijo directamente?.
En alguna ocasión una ejecutiva me platicaba que le enojaba mucho que su equipo le dijera mentiras, y su conducta era cuestionarlos de manera continua, buscar pruebas de que la gente le mentía, confrontarlos constantemente, meterse a sus agendas y correos, y su explicación era porque no quería que le “vieran la cara y parecer tonta”.
Justamente, creo que la clave está en depender de nuestros valiosos recursos de racionalidad para reconocer y modificar nuestra irracionalidad.
¿Qué te parecen estas recomendaciones para manejar el enojo? Si quieres saber más sobre la gestión de equipos de trabajo, te compartimos 7 causas por las que falla un equipo de trabajo.
La autora es Directora General Icon Lead, tiene más de 18 años coordinando y ejecutando planes de formación y capacitación para ejecutivos en temas de liderazgo, coaching e imagen ejecutiva.