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Testamento político: ¿Para qué es y cuáles líderes lo han utilizado?

24-01-2022, 6:10:00 AM Por:

AMLO reveló, tras salir del hospital donde le realizaron un cateterismo, que tiene un testamento político por si llegara a perder la vida siendo presidente.

Un testamento político es un documento en el que su autor, normalmente un personaje en el poder, deja instrucciones de carácter político para que sean cumplidas por sus seguidores o subalternos, con la idea de trascender en el ejercicio de un cargo, más allá de la muerte.

Característico de reyes, dictadores y personalidades mesiánicas, a lo largo de la historia este tipo de instrucciones póstumas han servido como un intento de continuidad de una situación política específica, aunque en la mayoría de los casos, las directrices no fueron del todo consideradas por aquellos que sucedieron al peculiar testador, o en su caso, una nueva realidad se impuso impidiendo cumplir con el legado.

El sábado pasado, tras salir del Hospital Central Militar, donde le practicaron un cateterismo cardiaco, el presidente Andrés Manuel López Obrador reveló en un video que él tiene un testamento político, pues -desde su perspectiva- no puede “dejar un país en un proceso de transformación (…) sin tener en cuenta la posibilidad de una pérdida de mi vida”.

Ante esa eventualidad “¿Cómo queda el país? Tiene que garantizarse la gobernabilidad, entonces tengo un testamento para eso”, apuntó el mandatario.

No obstante, en México no hace falta que el presidente en funciones deje ninguna instrucción para ser cumplida en caso de que muera en el cargo, pues en esa hipótesis la Constitución prevé claramente quién y cómo debe sucederlo.

El artículo 84 de nuestra carta magna precisa que, en caso de falta absoluta del titular del Poder Ejecutivo, en tanto el Congreso nombra al presidente interino o substituto, lo que debe ocurrir en un término no mayor a 60 días, el secretario de Gobernación es el que asume provisionalmente la presidencia.

Si la falta del presidente llega a ocurrir en los dos primeros años de su gestión, el Congreso nombrará un presidente interino, que ocupará el cargo solo hasta que se realicen nuevas elecciones. Mientras que, si la ausencia absoluta de mandatario acontece en los cuatro últimos años de la administración, el Poder Legislativo debe designar a un presidente substituto, quien concluirá el período del presidente ausente.

Es decir, la máxima norma que rige en nuestro país, la Constitución, es el único instrumento que legalmente puede utilizarse para llevar a cabo una sucesión presidencial, en el caso de que el titular de ese cargo fallezca.

Sin embargo, dada la personalidad de Andrés Manuel López Obrador, denotando un uso patrimonialista del poder, él cree necesario dejar un testamento político en el entendido que su ausencia física podría traer ingobernabilidad al país.

Testamentos políticos en la historia

Con esa misma idea, Vladimir Ilich Uliánov, mejor conocido como Lenin, hizo un testamento político a principios de 1923, poco antes de morir, y siendo líder de la entonces Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS). El documento propone cambios en los órganos gobernantes de ese país. De hecho, en este sugirió que Iosif Stalin debía abandonar la Secretaría General del Partido Comunista.

Pero el legado no fue cumplido, Stalin se afianzó en el poder, emprendiendo una purga de sus enemigos políticos, incluidos algunos personajes leales a Lenin, o que habían luchado junto a este en la Revolución de 1917, entre ellos Lev Davídovich Bronstein, quien pasó a la historia con el sobrenombre de León Trotsky, asesinado en México en agosto de 1940 a manos de Ramón Mercader, quien perpetró el crimen siguiendo instrucciones de Stalin.

Otro famoso dictado para la posteridad es el testamento político de Adolf Hitler, dictado a su mecanógrafa en el bunker de la Cancillería alemana el 29 de abril de 1945, cuando las tropas rusas ya estaban en Berlín, pisándole los talones a unas debilitadas milicias nazis.

En el documento, Hitler justifica sus acciones que llevaron a la Segunda Guerra Mundial, misma que -dijo- él siempre trató de evitar. Además nombra como su sucesor, en la presidencia del Tercer Reich, al almirante Karl Dönitz, designa como Canciller a Joseph Goebbels, y detalla otros 15 cargos de un gabinete que en realidad nunca funcionó, pues el llamado gobierno de Flensburgo solo gestionó la rendición del régimen nazi.

Tras el suicidio de Hitler, el 30 de abril de 1945, Dönitz intentó dialogar con las fuerzas aliadas, consiguiendo solo un ultimátum de parte de estas: La rendición alemana debía ser sin ninguna condición, lo que sucedió formalmente la madrugada del 7 de mayo de 1945.

En la historia del siglo XX también se destaca el testamento político del dictador español Francisco Franco Bahamonde, mismo que se dio a conocer tras su muerte el 20 de noviembre de 1975. En el ocurso, Franco pide a los españoles perseverar en la unidad y la paz, sin olvidar “que los enemigos de España y de la civilización cristiana están alerta”.

El viejo dictador, quien se mantuvo en el poder desde 1939, tras triunfar en el golpe de Estado que protagonizó contra la Segunda República española, solicita a los ciudadanos ser leales al rey Juan Carlos de Borbón, sucesor de Franco a partir de que este lo nombró como tal.

Muy lejos de esos deseos, que pretendían perpetuar el régimen del nacionalcatolicismo franquista, fue el mismo Juan Carlos de Borbón quien propició la transición democrática española, convirtiéndose en un monarca con poder acotado a partir de la Constitución de 1978.

En nuestro continente son tres los personajes que se destacan por haber hecho un testamento político: El argentino Juan Domingo Perón, el dictador chileno Augusto Pinochet, y el presidente de Venezuela, Hugo Chávez.

Perón, tres veces presidente de la Argentina, redactó en 1974 un opúsculo denominado “Modelo Argentino para un Proyecto Nacional”, que en ese país ha sido considerado como su testamento político. En el texto se plantean lineamientos políticos y económicos, y hasta reformas constitucionales. Se trata de un ideario político que sigue vigente en algunos sectores del movimiento peronista del país sudamericano.

De su lado, Augusto Pinochet redactó un testamento político en el año 2000, semanas después de regresar a Chile tras haber sido detenido -en 1998- en Inglaterra, a petición del juez español Baltazar Garzón, quien lo acusaba del delito de genocidio cometido durante la dictadura pinochetista (1973-1990).

En este caso, el testamento político en realidad es una carta dirigida a los chilenos, sin instrucciones para el futuro, sino solo con justificaciones del actuar del dictador tras haber derrocado al presidente Salvador Allende.

Finalmente, el venezolano Hugo Chávez, también dejó un testamento político escrito de su puño y letra, en el que designa a Nicolas Maduro, actual presidente de Venezuela, como como su sucesor. El documento fue llevado a Caracas en 2013, tras la muerte de Chávez, por la entonces presidenta de Argentina Cristina Kirchner.

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autor Periodista y abogada, especialista en análisis jurídico y de derechos humanos. Ha sido reportera, conductora de radio y editora.
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