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México

José Ramón Cossío: el adiós del ministro transformador en la Corte

29-11-2018, 5:30:34 PM Por:
© Universidad de Guadalajara José Ramón Cossio

La SCJN reconoció la labor del jurista José Ramón Cossío Díaz, que concluye su periodo en el máximo tribunal mexicano.

Artífice y protagonista del cambio de paradigma jurídico en México, ese que incorporó a nuestro país a la tendencia garantista que en Europa se experimentó desde los años sesenta, el ministro José Ramón Cossío Díaz se despidió este jueves de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN).

Al concluir su encargo, después de 15 años de labor en el máximo tribunal mexicano, Cossío deja tras de sí importantes sentencias que contribuyeron a dar certidumbre jurídica a los ciudadanos, y sobre todo a materializar la Constitución como una norma efectiva y operante.

En la Primera Sala de la Corte, la sala liberal y progresista de nuestro tribunal constitucional, el ministro hizo que la carta magna fuera “normativamente suprema, y ya no solo política y simbólicamente relevante”, como él mismo escribe en su libro “Sistemas y modelos de control constitucional en México”.

La ley como límite del poder

Desde la creación del Estado moderno occidental, una de las preocupaciones nodales de juristas y politólogos es la limitación del poder. El hecho de que la autoridad sólo pueda actuar a partir de las facultades que expresamente le otorga la norma, constituye la base de todo un sistema cuyo objetivo principal es lograr la efectividad de las disposiciones de carácter fundamental.

La evolución del derecho como parte de los cambios sociales experimentados en el mundo, desde finales de la Segunda Guerra Mundial, ha hecho que las naciones democráticas ya no sólo cuenten con una Constitución a la que hay que defender, en realidad los países occidentales ahora cuentan con un “Bloque de Constitucionalidad”.

En México este último está formado por los artículos de la Constitución, los tratados internacionales en materia de derechos humanos, las sentencias y la jurisprudencia de la Corte Interamericana de Derechos Humanos, y las leyes. Son el parámetro con el que se analiza la validez de las normas y del actuar de todas las autoridades.

José Ramón Cossío es uno de los constructores del bloque de constitucionalidad en nuestro país, pues con sus sentencias ese concepto dejó de ser solo teórico, para convertirse en un mecanismo real de defensa de los mexicanos.

Práctica social del derecho

Para el jurista estadounidense Duncan Kennedy, la aplicación y análisis de las normas jurídicas tiene efectos políticos, esa es la consecuencia inmediata de la práctica social del derecho, una actividad que José Ramón Cossío desempeñó de manera sobresaliente en la Corte.

Por ejemplo, en la Contradicción de Tesis 293/2011 el ministro estableció que los tratados internacionales de derechos humanos tienen el mismo rango y valor que los contenidos en nuestra Constitución.

De igual forma, en el Varios 912/2010, conocido como el Caso Radilla, Cossío Díaz contribuyó a incorporar el control de convencionalidad de las leyes, que obliga a los jueces del país a aplicar los derechos humanos contenidos en Tratados internacionales y en la jurisprudencia de la Corte Interamericana.

Lo mismo sucedió con el principio pro homine o pro persona, los proyectos y votos particulares de Cossío han servido para dar forma a la interpretación más favorable al justiciable, en casos en los que se vulneran sus derechos fundamentales.

Otro de sus aportes es la incorporación de estudios científicos como base para fundamentar las decisiones judiciales. Consciente de que el derecho es una construcción social limitada, José Ramón Cossío no dudó en acercarse a las opiniones técnicas y científicas de expertos fuera del ámbito jurídico.

Como emblema de esto último, está la sentencia que protegió de la discriminación a los militares seropositivos y con VIH. Esto le ocasionó duros encontronazos discursivos con la mayoría conservadora que integraba la Corte, a donde llegó en 2003 con tan solo 42 años.

Una justicia en riesgo

La justicia constitucional es la máxima expresión de un concepto de democracia, en el que se privilegian la libertad y los derechos de las personas, tanto en lo individual como en el ámbito colectivo.

La jurisdicción constitucional, integrada por los mecanismos e instrumentos procesales que permiten controlar la constitucionalidad de las leyes y la actuación de los servidores públicos, no es estática y permanente, en realidad es una labor cotidiana que no está exenta de riesgos. A estos se refirió Cossío este jueves en su última sesión del pleno de la Corte.

Hoy sabemos cómo mueren las democracias, pero ¿también sabemos cómo muere la justicia constitucional?, se preguntó el ministro. Para algunos, agregó, el mundo vive una situación similar a la que se experimentó entre el fin de la Primera Guerra Mundial y el inicio de la Segunda, algo con lo que José Ramón Cossío no coincide.

Entonces, en el periodo de entreguerras, “se pensaba cómo destruir el poder político”. En contraste, aseveró, hoy “el signo de nuestros tiempos es cómo, desde el poder político, disminuir la democracia”, lo que también incluye a la justicia.

Para José Ramón Cossío Díaz “detener esos intentos” es precisamente la función central de la justicia constitucional.

autor Periodista y abogada, especialista en análisis jurídico y de derechos humanos. Ha sido reportera, conductora de radio y editora.
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