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Las cadenas productivas en tiempos de pandemia

03-06-2020, 12:08:44 PM Por:
© iStock

Los impactos productivos y comerciales del coronavirus podrían abrir a México la oportunidad de vincularse con nuevos proveedores.

La aplicación de rayos ultravioleta y altas temperaturas a los billetes fueron algunas de las acciones que el gobierno de China decidió llevar a cabo, a mediados de febrero, para evitar la propagación del coronavirus (COVID-19) en esa nación. Sin embargo, la afectación al dinero físico es una cuestión de menor relevancia, sobre todo si consideramos que la epidemia surgida, a finales de 2019, en la ciudad de Wuhan, ha impactado algo todavía más sensible: las cadenas de suministro.   

De acuerdo con el Banco Mundial, una cadena de suministro o productiva “es un sistema de recursos, organizaciones, personas, tecnologías, actividades e información involucrados en el acto de transportar bienes del productor al consumidor y usuario”.

El COVID-19 no solo trajo problemas para la producción y economía chinas, sino para los procesos productivos globales, debido a la interconexión de las industrias de todo el mundo y al importante papel que ocupa el gigante asiático en la producción manufacturera.

China es, actualmente, la segunda mayor economía del mundo, después de los Estados Unidos. Desde el punto de vista del mercado, ocupa un papel preponderante, debido a sus altos niveles de consumo (gran parte de las exportaciones automotrices de muchos países se dirigen hacia esa nación). Bajo la óptica de la producción, es el principal exportador de mercancías (2,490 millones de dólares, en 2018), de las cuales, 93.6% corresponden a la industria de la manufactura, según datos del Banco Mundial.

Ahora bien, de manera específica, ¿cómo impactó la actual pandemia a la industria manufacturera china? La principal afectación, debido a las medidas de contención de la enfermedad en ese país, fue, bajo nuestra perspectiva, que la gente dejó de asistir a sus lugares de trabajo, por lo tanto, los procesos productivos se vieron mermados, desde las compras de insumos a proveedores hasta las ventas de los productos.

Ya que la producción bajó durante la epidemia, los niveles de inventarios también, y, posterior a la situación de emergencia sanitaria, esto puede derivar en otro problema: un incremento repentino y masivo en la demanda de mercancías. De modo que, si no se cuenta con un “inventario inteligente” o una planeación que haya permitido tener un “sobre-stock”, se correrá el riesgo de no poder satisfacer las necesidades de los clientes.  

Oportunidades

Pero no todo el sector de la manufactura ha resentido los mismos efectos. En algunos casos, la alta automatización ha permitido a ciertas compañías tener una menor dependencia al capital humano durante sus procesos de producción. En cambio, para aquellas empresas donde la intervención manual es más imprescindible, el impacto de no contar con suficiente personal es mayor.

Aunque en un principio los impactos del coronavirus pueden ser negativos para la producción mundial, a mediano plazo podrían representar una oportunidad para detectar riesgos o fallas dentro de las cadenas de suministro de empresas, tanto de China como de otros países. Con ello, se podría mejorar los procesos habituales y estar preparados ante otra posible contingencia.

En el caso específico de México, los impactos productivos y comerciales del coronavirus podrían abrir la oportunidad, por ejemplo, de vincularse con nuevos proveedores dentro de la región de Norteamérica, y, con ello, dar cumplimiento a los nuevos requisitos de contenidos regionales que establece el T-MEC para la industria automotriz. Finalmente, al momento de planear su agenda, tomar en cuenta cuestiones como la gente, las finanzas y los recursos permitirá a las compañías prever y priorizar temas que, llegado el momento de crisis, pueden marcar la diferencia entre seguir adelante o detenerse. 

*Por Manuel Nieblas, Socio Líder de la Industria de Manufactura, y René Nájera, Socio de Riesgo Estratégico, en Deloitte México

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