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El amparo pendiente de Mario Aburto: su padre quiere que se le haga justicia

02-03-2021, 6:15:00 AM Por:

En entrevista con ALTO NIVEL, Rubén Aburto Cortés, el padre del homicida de Luis Donaldo Colosio, dice que su hijo es un chivo expiatorio torturado.

El próximo 23 de marzo no solo se cumplen 27 años del homicidio del candidato presidencial del PRI, Luis Donaldo Colosio Murrieta; por azares del destino ese día también está programada la audiencia constitucional que resolverá un amparo promovido por Mario Aburto Martínez, condenado a 45 años de prisión por su responsabilidad material en ese crimen, una sentencia que sigue siendo cuestionada por su padre, quien mantiene la inocencia de su hijo.

Entrevistado vía telefónica por ALTO NIVEL, Rubén Aburto Cortés sabe del amparo que tramitó su hijo a través de un defensor público del estado de Tabasco. El juicio es para oponerse a su traslado del penal de Huimanguillo en esa entidad, a un reclusorio de Guanajuato, donde el homicida se encuentra desde octubre de 2020.

“Ya se necesita que dejen libre al muchacho”, asevera el padre de Mario Aburto desde su casa en California, en Estados Unidos, donde toda su familia solicitó asilo político desde 1994, tras ocurrir el magnicidio. “Según tengo entendido a él le falta el último recurso de amparo”, comenta.

Sin embargo, el juicio en cuestión no es para dejar en libertad a su vástago, sino para que sea regresado al penal de Huimanguillo, un reclusorio de mediana seguridad donde Mario Aburto era el reo número 718, en la estancia 72 de la sección B de esa cárcel.

El Centro Federal de Readaptación Social número 6 “Sureste”, su nombre oficial, fue desincorporado del sistema penitenciario federal mediante un acuerdo que firmó el ahora exsecretario de Seguridad Pública, Alfonso Durazo Montaño, medida que se publicó en el Diario Oficial de la Federación el 21 de octubre del año pasado.

En su demanda de amparo, Aburto Martínez se opone al cambio de penal, además de que solicitó no ser incomunicado en su nueva residencia, el Centro Federal de Readaptación Social (Cefereso) número 12, ubicado en el kilómetro 6.5 de la carretera Laguna de Guadalupe a Rancho Piedras Negras, en el municipio de Ocampo en Guanajuato.

Torturas y amenazas

Para los padres de Mario Aburto, Rubén Aburto Cortés y María Luisa Martínez, su hijo “es un chivo expiatorio”. Están convencidos de que este fue utilizado por terceras personas que en realidad serían los verdaderos responsables del homicidio de Colosio, ocurrido en la colonia Lomas Taurinas de Tijuana el 23 de marzo de 1994.

Así es de que, si no lo dejan libre, me tengo que pasar allá directamente a las Naciones Unidas”, adelanta Rubén Aburto, de 77 años.

“Estamos esperando que se llegue pues, desgraciadamente, la fecha esa, pues es una desgracia, para el día 23 de este mes”, refiere en relación al día en el que se programó la audiencia constitucional que resolverá el amparo de su hijo, que coincide con un aniversario más del homicidio de Colosio.

Tras explicarle que ese juicio tiene como objetivo el retorno de Mario al penal de Huimanguillo, Aburto Cortés cambia de tema. Dice que todas las pruebas con las que se condenó a su hijo fueron fabricadas, una versión que no ha cambiado desde hace casi 27 años.

“El expediente que le levantaron, que le fabricaron, pues es un expediente de testigos comprados y amenazados”, hay falsas declaraciones en todo ese expediente que le levantaron, le fabricaron a mi hijo, con base en torturas y amenazas de muerte a él y a la familia”, acusa.

“Así es de que mi hijo es inocente, es un chivo expiatorio”, reitera enfático el padre de Mario Aburto.

Cambios de penal

Desde que fue detenido, Mario Aburto Martínez ha estado en cuatro reclusorios federales: Primero en el Altiplano, en el Estado de México; luego en Puente Grande, en Jalisco; en seguida, de julio de 2012 a octubre de 2020, en el Penal de Huimanguillo en Tabasco; y ahora en el Cefereso número 12 en Guanajuato.

En Huimanguillo, Mario Aburto se capacitó como asesor de los internos que estudiaban la primaria en esa prisión, además de que también asistía a una ludoteca, practicaba futbol, y mantenía como terapia ocupacional actividades de música y pintura. También recibía psicoterapia individual para tratar su trastorno narcisista e histriónico de la personalidad, que le fue detectado desde 1994.

Durante su reclusión de casi 27 años, el homicida confeso de Colosio ha tenido toda clase de enfermedades: desde artritis en el tobillo derecho hasta herpes. Padece gastritis crónica, mialgias (dolor muscular), rinitis, dorsalgia (dolor de espalda), y en numerosas ocasiones ha presentado ansiedad y depresión.

Desde el 17 de noviembre de 2016, la lista de sus enfermedades fue clasificada como confidencial. No obstante, antes de esa fecha la entonces Procuraduría General de la República había revelado sus padecimientos en uno de los cuatro tomos que conforman el informe de la investigación del asesinato de Luis Donaldo Colosio.

Amparo pendiente

De acuerdo con los registros del Consejo de la Judicatura Federal, el amparo indirecto que promovió Mario Aburto para no ser trasladado -de Huimanguillo al penal de Guanajuato- se admitió el 24 de octubre de 2020. En esa fecha, dado que el traslado ya era un hecho consumado, el juez Pedro José Zorrilla Ricárdez solo otorgó una suspensión de plano para que el preso no fuera incomunicado en su nueva ubicación.

A través de un defensor de oficio, el quejoso argumentó que la orden de traslado “fue realizada fuera de procedimiento”, por lo que afecta indirectamente su libertad personal, considerando que “la reforma en materia penal a la Carta Magna, publicada en el Diario Oficial de la Federación el dieciocho de junio de dos mil ocho, provocó cambios sustanciales en el sistema penitenciario y en los derechos fundamentales de los procesados y sentenciados”, se apunta en el expediente.

De acuerdo con jurisprudencia de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, todo acto relacionado con la ejecución de sentencias, incluyendo los de traslado de un centro penitenciario a otro, son competencia exclusiva del Poder Judicial de la Federación, razón por la que el Juzgado Quinto de Distrito del estado de Tabasco consideró procedente la demanda de amparo.

En ese tenor, la audiencia constitucional en la que se resolvería el fondo de este asunto fue programada inicialmente para el 24 de noviembre de 2020, pero por la pandemia de Covid-19 esta se reprogramó para el 23 de diciembre de ese año, aunque tuvo un nuevo diferimiento que la ubicó para el 22 de febrero de 2021.

Sin embargo, debido a que las autoridades responsables no habían respondido una de las peticiones hechas por el juez, finalmente la audiencia está prevista para el 23 de marzo próximo.

Además de este juicio, Mario Aburto, hoy de 50 años, promovió una queja ante la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH) en la que se duele de tratos crueles e inhumanos, además de que pidió que el caso Colosio sea revisado.

En lo sustancial, dijo Aburto Martínez cuando fue entrevistado por personal del Ombudsperson en el penal de Guanajuato, “no se le brinda atención médica, ni la alimentación que requiere con motivo de los padecimientos crónicos que presenta”, detalló la semana pasada la CNDH en un comunicado.

Mario Aburto Martínez fue sentenciado a 45 años de prisión por los delitos de homicidio calificado con premeditación y alevosía, y portación de arma de fuego sin licencia. Su condena definitiva le fue dictada en 2004, por lo que esta concluye en marzo del año 2039, unos meses antes de que cumpla 68 años de edad.

autor Periodista y abogada, especialista en análisis jurídico y de derechos humanos. Ha sido reportera, conductora de radio y editora.
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