A 30 años del “Error de diciembre”: Estos son los orígenes de la tragedia económica

La caída del peso en diciembre de 1994 detonó una de las crisis económicas y financieras más grandes en la historia de México.
Este 21 de diciembre se cumplen 30 años de lo que se conoce como el “error de diciembre”, un evento considerado el detonante de una de las peores crisis económicas y financieras en la historia moderna de México. Este colapso no puede entenderse sin los antecedentes que allanaron el camino para una de las peores tragedias económicas del país, cuyo impacto resuena hasta hoy.
Antecedentes: Políticas y decisiones fallidas
La crisis de 1994 tuvo sus raíces en decisiones económicas y políticas tomadas durante los 12 años previos. Una de las más destacadas fue la nacionalización bancaria de 1982, durante el mandato de José López Portillo. En un intento desesperado por frenar la fuga de capitales y recuperar la confianza en su gobierno, López Portillo estatizó la banca, marcando un punto de quiebre para el sistema financiero mexicano.
La nacionalización resultó ser un desastre. Los índices de penetración del crédito se desplomaron a niveles históricamente bajos, alcanzando apenas el 7% del PIB. Además, los bancos, entonces bajo control estatal, se convirtieron en entidades ineficientes, incapaces de generar beneficios y prestar un servicio adecuado a la población.
Reprivatización: Un remedio peor que la enfermedad
El intento de corregir este error llegó con la reprivatización bancaria entre 1991 y 1993. Este proceso, liderado por el gobierno de Carlos Salinas de Gortari, buscaba revitalizar el sistema financiero al transferir los bancos a manos privadas. Sin embargo, los nuevos dueños eran mayoritariamente “casabolseros”, empresarios sin experiencia bancaria, pero con vínculos en el sector financiero.
Los bancos fueron vendidos a precios exorbitantes, en promedio 5.5 veces su valor en libros, muy por encima del estándar internacional de 1.75 veces. Esta sobrevaloración obligó a los compradores a recurrir a estrategias riesgosas, como la expansión agresiva del crédito, para recuperar su inversión. Estas prácticas generaron una fragilidad estructural en el sistema bancario.
El colapso no tardó en llegar. Para 1995, tras el estallido de la crisis, muchos bancos enfrentaron quiebras, intervenciones gubernamentales o fueron vendidos a instituciones más grandes. La mayoría de los nuevos propietarios habían perdido sus inversiones, mientras que los costos de rescatar al sistema bancario recayeron sobre los contribuyentes mexicanos.
La improvisación cambiaria
Otro factor clave fue la falta de estabilidad en el mercado cambiario. Entre 1980 y 1994, México experimentó diversos regímenes cambiarios, pero ninguno logró estabilizar la economía ni detener la devaluación del peso. Entre 1982 y 1989, el peso sufrió una devaluación acumulada del 3,100%, lo que debilitó la confianza en la moneda y generó volatilidad en los mercados financieros.
Para diciembre de 1994, las reservas internacionales del Banco de México habían caído a 3,800 millones de dólares, insuficientes para cubrir los compromisos de deuda externa e interna que superaban los 20,000 millones de dólares en 1995. Este desequilibrio dejó al país en una posición de extrema vulnerabilidad.
Contexto político: El detonante
Los errores económicos se combinaron con un entorno político adverso. En 1994, México vivió un año turbulento, marcado por el levantamiento del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) y los asesinatos del candidato presidencial Luis Donaldo Colosio y el secretario general del PRI, José Francisco Ruiz Massieu. Estos eventos generaron incertidumbre y desconfianza entre los inversionistas.
Aunque el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) entró en vigor ese año, su impacto positivo fue eclipsado por el caos político y económico. La combinación de factores internos y externos creó un clima de desconfianza que aceleró la fuga de capitales y la crisis cambiaria.
Lecciones a 30 años
El “error de diciembre” dejó lecciones profundas para México. Subrayó la importancia de contar con instituciones financieras sólidas, una política monetaria transparente y un manejo responsable de las reservas internacionales. Además, mostró cómo las decisiones políticas pueden amplificar las vulnerabilidades económicas.
Treinta años después, los ecos de aquella crisis siguen presentes. Aunque México ha avanzado en la autonomía del Banco de México y en la regulación bancaria, el recuerdo del “error de diciembre” sirve como un recordatorio de los peligros de la improvisación y la falta de previsión en la política económica.
Conmemorarlo no solo implica recordar un episodio trágico, sino también reflexionar sobre cómo evitar que errores similares se repitan en el futuro.
MÁS NOTICIAS:
- Trump descarta otra pausa arancelaria de 90 días
- ¿Quiénes son los invitados al funeral del papa Francisco? La congregación de líderes mundiales
- Dow Jones gana 2.48% en la semana y el Nasdaq 6.73%
- Nubank obtiene licencia bancaria en México
- México anuncia 400 ferias de empleo con 100,000 vacantes ante incertidumbre por EU