Analítica: herramienta para mejorar universidades
En su matrícula, una institución de educación superior puede descubrir dos grandes tesoros: la clave del éxito académico y la fórmula de la eficiencia operativa.
En la búsqueda de
una trayectoria exitosa, ¿qué estrategias deben implementar las instituciones
de educación superior? Las primeras ideas que podrían llegar a nuestra mente
son: desarrollar nuevos programas académicos, ampliar o mejorar la
infraestructura física, impulsar labores de investigación y desarrollo, y
contratar a los mejores profesores. Aunque dichas acciones son
incuestionablemente valiosas, a la hora de fijar las bases de un futuro
promisorio existe una alternativa aún más poderosa: la capacidad para analizar,
a fondo y desde una perspectiva amplia, al activo más importante que posee toda
universidad, los estudiantes.
Si consigues esta
habilidad para entender el comportamiento y las necesidades de la matrícula, la
institución puede alcanzar altos niveles de eficiencia, tanto en lo académico
como en lo operativo, garantizando así la viabilidad de la propuesta educativa.
Con destreza analítica aplicada a la comunidad estudiantil, cualquier
universidad puede obtener información crítica como:
- Tendencias en el proceso de
inscripción. - Programas académicos más requeridos.
- Programas académicos poco
solicitados, o con baja retención de alumnos. - Cargas de trabajo por
facultades. - Aspectos financieros de la
matrícula (colegiaturas, becas, apoyos externos). - Niveles de desempeño
académico de la comunidad estudiantil.
Al conseguir estos
indicadores, una institución puede enfocar esfuerzos y recursos en las áreas
que realmente lo necesitan, así como en las situaciones que reflejan los
verdaderos intereses del estudiantado. Puedes diseñar, por ejemplo, planes para
incrementar la eficiencia terminal de una licenciatura o posgrado, fortalecer
los programas académicos que mayor interés despiertan entre los alumnos,
definir estrategias para evitar deserciones, etcétera.
Una perspectiva total
Para acceder a este
nivel de análisis y planeación estratégica, las universidades cuentan con el
respaldo de la tecnología que ofrece beneficios fundamentales a las
instituciones de educación superior.
- Capturar información
muy detallada sobre la comunidad estudiantil. - Aprovechar los
datos en una plataforma integrada para análisis y toma de decisión.
Hoy es posible
contar con herramientas que se conformen por repositorios (data-marts)
especializados, los cuales, al desplegarse en forma conjunta, construyen una
plataforma analítica coherente y fácil de interpretar. Dichos componentes son:
- Admisiones y matrícula
registrada: permite que la institución detecte tendencias en su proceso de
inscripción; por ejemplo, número de solicitudes que cada licenciatura
recibe al año; así, al realizar un comparativo anual entre facultades, la
universidad podrá determinar las fortalezas y áreas de oportunidad de su
oferta educativa. - Registros estudiantiles:
habilita una visión total de las actividades y los recursos más
importantes para el alumnado. Además de proporcionar datos relevantes
sobre admisiones, catálogo de oferta educativa, programación de clases y
avances académicos, la universidad puede establecer métricas (por campus,
carrera, clase, facultad, etc.) para evaluar el desempeño general de
institución, y así poder determinar si las metas estratégicas se están
satisfaciendo. - Factores financieros: captura
y análisis de la información económica relacionada con los alumnos.
Gracias a esta capacidad, las universidades pueden realizar un seguimiento
puntual a la relación financiera que un alumno sostiene! con la entidad
educativa -un factor clave para la administración de recursos
universitarios.
En esencia, una solución
tecnológica especializada para las universidades debe basarse en un principio
académico que nadie debe olvidar: los estudiantes son la razón de ser de todo
proyecto de educación superior. Al entender las preferencias, avances y
necesidades de la comunidad estudiantil, las instituciones no sólo garantizan
el éxito de sus iniciativas pedagógicas, al mismo tiempo, sientan las bases de
una universidad inteligente, una que sabe dónde y cómo aplicar sus recursos y
su talento.