Incertidumbre laboral, enfréntala

En la actualidad la búsqueda de un trabajo se ha convertido en una prioridad en estos momentos de crisis. Vivimos en un ambiente de desempleo e incertidumbre que provoca un desbalance en la vida de un individuo con manifestaciones como un estado de estrés o angustia constante. Analizaremos brevemente estas cuestiones y nos encaminamos a ampliar la visión dejando de lado una posición de desesperanza.

En el aire se respira el sufrimiento social que deriva de la vida laboral donde la demanda es más alta que la oferta, donde los presupuestos empresariales e institucionales se han partido por la mitad y por lo tanto también los bolsillos de los trabajadores.

Es así como un sujeto pierde la seguridad y la capacidad de predecir. Los empleados ahora no saben en qué momento pueden ser despedidos o ver su salario disminuir; y los desempleados, impacientes, esperan una llamada que anuncie que han obtenido un puesto.

Desafortunadamente, las experiencias de no obtener un trabajo van en aumento a pesar de las capacidades que pueda tener una persona. Se ven envueltos en procesos largos y entrevistas tediosas, para que al final el teléfono no suene ni siquiera para agradecer el tiempo invertido. Las expectativas puestas en una nueva oportunidad, caen hasta el suelo.

Las bases ya no son estables y la perplejidad e incertidumbre aumentan. Este sentimiento de “no saber que va a pasar” ocasiona altos niveles de estrés y de angustia, descoloca al individuo y a su entorno, provocando un deterioro en la calidad de vida que se manifiesta en el estado emocional y físico del sujeto.

Hemos escuchado por todos lados que el dinero no puede comprar la felicidad, pero la realidad es que la estabilidad económica puede hacer de lado la incertidumbre laboral, dar cierta tranquilidad y que a cierto plazo permitirá idear nuevos proyectos. La economía es un medio incómodo pero necesario para la supervivencia en este medio social.

Ahora vemos algunos efectos que puede causar la incertidumbre laboral, podrán ser inevitables pero no eternos o agónicos, asumir una posición de sumisión o de tragedia nos paraliza y no podemos accionar. Por ello es vital visualizar esta realidad de crisis y desequilibrio como una posibilidad que se abre al cambio, queda en el sujeto definir qué tipo de cambio será el que surja, lleno de desventajas y quejas o con probables obstáculos pero aunados de grandes beneficios.

Para finalizar, la crisis laboral nos permite repensar cuáles son las diferentes capacidades que poseemos y la potencialidad para aprender cosas nuevas. Este análisis significa movimiento de pensamiento, de crear nuevas alternativas, tomando en cuenta que lo más fácil y rápido no hace referencia a la productividad o a una satisfacción prolongada. Para tener bases más sólidas en este tipo de situaciones, no es necesario mantenerse pasivo, en posición de víctima o con la premisa de que uno merece una vida fácil; cierta estabilidad se logra con el trabajo duro, constante, con la actividad mental y tomando algunos riegos ya planificados con anterioridad.

Será una construcción que vaya poco a poco, será un proceso creativo, quizá con pequeños matices de frustración, pero con mayores satisfacciones para la vida misma.

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