Quejumbritis aguda, el mal que reduce tu productividad
Aunque pueden parecer inofensivas y a veces pueden estar dotadas de un poco de humor, las quejas son peligrosamente contagiosas y letales.
Corría el año de 1955 cuando Rosa Parks, una mujer de origen afroamericano, tomó un autobús sin saber que este viaje cambiaría el rumbo de la historia de millones de personas. Todo comenzó cuando mostró su insatisfacción ante la segregación racial y se negó a ceder su asiento a un viajero blanco. Aunque este hecho la llevó a la cárcel, se le conoce como la chispa del Movimiento por los Derechos Civiles en Estados Unidos.
La insatisfacción es la antesala de todo cambio y progreso, pero ésta debe de tener fecha de caducidad. Muchas personas se instalan en la insatisfacción y hacen de las quejas un estilo de vida que contamina su entorno y reduce su desempeño personal.
No hay nada de malo en expresar nuestro malestar o inconformidad, lo importante es revisar la intención que hay detrás de nuestras palabras y declaraciones. Una queja no nos lleva a nada más que a juzgar y criticar a una situación o persona. Una propuesta o petición genera nuevas posibilidades de mejora y/o cambio.
Como coach empresarial y de vida, me he enfrentado en repetidas ocasiones al tema de las quejas y he podido atestiguar cómo éstas van mermando el desempeño de las personas, equipos, áreas e incluso de toda la organización.
Aunque pueden parecer inofensivas y a veces pueden estar dotadas de un poco de humor, las quejas son peligrosamente contagiosas y letales.
4 Claves para cambiar tus quejas por declaraciones constructivas
1. Hazte cargo de tu parte del problema
Es posible que consciente o inconscientemente, cuando nos quejamos buscamos obtener la compasión y/o atención de los demás. Ganar adeptos y justificaciones suficientes ante nuestra falta de acciones.
¿Cuál es la verdadera intención detrás de tus quejas?
Encontrar culpables es la mejor manera de evitar dar un paso que nos atemoriza o quizá simplemente nos obliga a salir de nuestra zona de confort. En una queja se espera que el cambio esté en otros y no asumimos nuestra aportación en el problema o en la posible solución.
2. Enfócate en lo que deseas
Las quejas nos alejan de nuestros objetivos y nos acercan a nuestros problemas, pues nos centramos en lo que está mal en vez de centrarnos en lo que deseamos y necesitamos lograr
Desafortunadamente, hemos aprendido que para obtener lo que deseamos necesitamos la queja como un recurso y aunque a veces puede surtir efecto, los daños colaterales resultan más costosos que la problemática inicial.
“Sé el cambio que quieras ver en el mundo” Mahatma Gandhi
Dañamos relaciones, contaminamos el ambiente, perdemos el foco de nuestros objetivos, personalmente la pasamos mal y atraemos más de lo que no deseamos. Recuerda en donde está tu atención están tus resultados.
3. Acércate a la persona indicada
Por lo general, cuando nos quejamos, hablamos de lo que no nos parece con terceros en lugar de enfrentar el problema de manera honesta y abierta con los verdaderos involucrados. Lejos de resolver el problema lo haces más grande y alimentas la cultura del victimismo y la dependencia.
Hablar de tus problemas con otras personas es quejarte. Si vas a hablar de tus problemas que sea con la persona con quien tienes conflicto y cuida la intención detrás de tus palabras, recuerda la queja es estéril, sólo contamina. Por su parte, las peticiones, reclamos (constructivos) y propuestas son fructíferos y sanos para cualquier relación.
4. Saca provecho del espejo social
¿Siempre te estás quejando de los demás? Dicen que “lo que te choca te checa”. No te fijarías tanto en los defectos de otros si no te identificaras con éstos. Las cosas que te molestan más de otras personas son las características que compartes con ellas y es quizá eso en lo que necesitas empezar a trabajar para mejorar.
Recuerda expresar tu descontento de manera que puedas lograr lo que deseas en un futuro y no como un medio para atacar a alguien por algo que sucedió en el pasado
¿Qué no soportas de otras personas?
Dicen que toma 21 días cambiar un hábito, te recomiendo leer el libro Un Mundo sin Quejas de Will Bowen y cuéntame cómo te fue con este reto, me encantará conocer tu experiencia. Yo por mi parte, también empiezo a hacerlo desde hoy.