Cómo pasar del victimismo al equipo de trabajo
En las relaciones laborales los conflictos son comunes, tanto como los bandos de buenos y malos. ¿Cómo romper ese círculo vicioso para trabajar por un objetivo?
A lo largo de muchas sesiones de coaching y en mi experiencia personal, he podido observar un fenómeno común en medio de los conflictos. Se trata del victimismo, es decir la tendencia que tenemos los seres humanos a culpar a otros y sentir que somos los únicos receptores de daños e injusticias.
Alguna vez estuve en un proceso de coaching empresarial en la que un área entera se encontraba inmersa en una historia de victimismo con el mismo enfoque: “La culpa es del de enfrente”, “Los que deberían de tomar coaching son otros”, “No hay nada que yo pueda hacer, lo he intentado todo”, etc.
Como se podrán imaginar, los participantes no encontraban muchas posibilidades de acción o cambio y prevalecía una emocionalidad de resentimiento y resignación. Lo más curioso es que en una historia en donde todos se creen los buenos de la película y en donde los demás son culpables, nadie se responsabiliza por mejorar la relación.
¿Cuál es tu ganancia al ocupar el rol de víctima? ¿Qué pierdes? ¿Cuál es la calidad de tus relaciones cuando asumes este papel? ¿En qué situaciones de te dificulta más responsabilizarte de las consecuencias? ¿Dónde es posible que hayas aprendido esta conducta? ¿De qué te sirve encontrar culpables?
Yo puedo vs. Pobre de mí
Todo depende de la manera en que observamos las cosas y de las etiquetas que decidimos colocarle a los demás y a nosotros mismos .dentro de un conflicto. Desde la postura del victimismo se generan bandos, los buenos contra los malos o simplemente yo bueno y tu malo.
Cuando nos hacemos cargo y nos comprometemos con mejorar o cambiar la situación, ya no es necesario saber quién es bueno y quien es malo, lo que importan son nuestras acciones y las posibilidades que nos abrimos o cerramos a partir de éstas.
Los falsos beneficios del victimismo
Ser víctima nos brinda ganancias, nos permite evadir la responsabilidad por nuestras acciones y nuestras decisiones. Nos brinda “estabilidad”, nos hace sentir tranquilos.
Es común que busquemos reafirmar nuestro victimismo, a través de la opinión de terceros que nos apoyen y se compadezcan de nosotros. Más que un consejo, buscamos aliados. Claro que en la mayoría de los casos narramos la situación a nuestra conveniencia. Si escucháramos la versión de la otra persona, nos daríamos cuenta de que su visión es tan válida como la otra.
Escuchar el bien
A veces, el victimismo está justificado y verdaderamente hay personas que actúan con dolo para hacernos daño o molestarnos, incluso nosotros mismos pudimos haberlo hecho con otros. Sin embargo, en nuestras manos está cambiar la manera en qué esto nos hace sentir y actuar. Lejos de buscar un enfrentamiento o una venganza, podemos escuchar el bien en la conducta del otro, tal como nos lo propone Rafael Echeverría en su libro Actos del Lenguaje Volumen I: La Escucha.
Ejercicio para practicar la escucha del bien:
1. Piensa en la última vez que actuaste como el malo del cuento.
2. ¿Cuáles fueron las condiciones que te llevaron a hacerlo?
3. ¿Cómo te sentías? Quizá te sentías amenazado, herido injustificadamente, vulnerable, etc.
4. ¿Crees posible que tu victimario también se sienta de la misma manera?
5. A partir de esta reflexión ¿Cómo cambia tu forma de ver la situación?
Lo importante en una situación de conflicto es hacernos conscientes de la infinidad de posibilidades que tenemos para ser mejores.
Como dice un proverbio indio: más vale ponerte zapatos que alfombrar al mundo entero.
Antes de creer que todos están en contra de mí, más me valdría ver qué puedo hacer yo para cambiar mi situación, independientemente de lo que el otro haga o deje de hacer. En este caso yo me empodero y me doy la oportunidad de salir de ahí.
¿Te ha ocurrido? ¿Cuál fue tu experiencia y cómo lo resolviste?
