2017: El año para enfrentar al populismo ultranacionalista, las crisis migrantes y el terrorismo

 2016 será recordado como el año del “antiestablishment” y pasó la batuta a un 2017 en el que se anticipan tres temas como los protagonistas en la agenda internacional: el avance del populismo ultranacionalista en Estados Unidos y Europa, la crisis de refugiados y el terrorismo.

Respecto al primero, aunque aún están sin resolver el debate conceptual, ante un consenso que parece imposible y con referencia en sus distintas manifestaciones históricas —incluyendo la latinoamericana del siglo pasado—, queda de manifiesto su actual atribución mayoritariamente peyorativa en los medios de comunicación y la ausencia de alternativas progresistas ante las versiones del populismo xenófobo, proteccionista y ultranacionalista que avanzan y que se medirán en las elecciones presidenciales de Holanda en marzo, Francia en abril y Alemania en septiembre.

Sobre todo para el país galo y el germano, los comicios por venir adquieren una mayor correlación con los otros dos grandes temas, ya que los ataques terroristas islámicos de Niza y Berlín de este año dan aliento a los discursos de odio del Frente Nacional liderado por una muy posicionada Marie Le Pen y del ya bien establecido partido Alternativa para Alemania: “cerremos fronteras ante la amenaza islámica” (considerando amenaza a todo lo que huela a islam, sin cabida a distinciones entre grupos extremistas e islamistas pacíficos).

Así, han quedado debilitadas las posiciones políticas que abogan por la acogida de refugiados en Europa. Si François Hollande respondió en su momento con ataques militares a Siria, Angela Maerkel, quien se ha erigido como la líder fuerte de Europa y principal impulsora de una política de puertas abiertas ante esta crisis humanitaria, queda, cuando menos, con la penosa necesidad de moderar su postura para sobrellevar el periodo electoral con el menor riesgo posible, mantener el apoyo de sus bases y repetir otro periodo como canciller. Maerkel deberá poner a prueba toda su astucia, ya que sabe que su caída representaría una gran victoria para los euroescépticos.

El populismo xenófobo en el poder

Por otro lado, no se puede prospectar un 2017 sin su principal protagonista: Donald Trump y el inicio de su mandato presidencial en Estados Unidos. Las últimas semanas de este año han dejado ver ya las contradicciones del magnate que llegó a la Casa Blanca gracias a un discurso antiestablishment simplón pero que tiene en su gabinete a fieles representantes de las élites económicas del país y a republicanos conservadores.

El mundo tiene puestos los ojos en su Twitter y sus apariciones en medios, que ya han dejado ver posturas claras en la dirección de su gobierno: reforzar el armamento nuclear de EU, estrechamiento de las relaciones con Rusia, cierto desdén por China y los acuerdos de la OTAN, y, por supuesto, su proyecto insignia…el muro con México.

Cada nación se prepara para la era Trump y la reconfiguración del mapa geopolítico que representa. En este sentido, China podrá jugar su mejor carta como alternativa de socio comercial ante un EUA que se prevé gestionará una política económica proteccionista en un entorno globalizado.

Y por último… en Latinoamérica los focos este año estarán en Cuba y la gestión de su estadio post-Fidel, Venezuela y su crisis económica y política insostenible, la continuidad en los acuerdos de paz en Colombia y las elecciones presidenciales en Ecuador, Chile y Honduras. En este sentido, para el que quiera ver, 2017 nos invitará a analizar el legado de Rafael Correa como aquel otro tipo de populismo, con más luces que sombras, desde donde poder referenciar la construcción de alternativas que tanto apremian en otras latitudes del globo.

*La autora es consultora en comunicación política. Socia-directora de la firma hispanomexicana Abella & Valencia (www.abellayvalencia.com)

Daniela S. Valencia Consultora en comunicación política. Socia-directora de la firma hispanomexicana Abella & Valencia