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Por qué México (también) debe temerle a Hillary

09-10-2016, 6:24:00 PM Por:
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Trump es un peligro para México, eso ya lo sabemos y lo han dicho todos. Lo que no se dice mucho es que, si Hillary Clinton gana la Presidencia de Estados Unidos, tampoco será un lecho de rosas para la economía mexicana ni para nuestros migrantes. Te contamos por qué.

“Trump falló su primer test de política exterior. La diplomacia no es tan fácil como parece”, tuiteó Hillary Clinton cuando Donald Trump terminó su visita a México. Gracias al candidato republicano, los mexicanos han tenido un rol histórico en la carrera por la Casa Blanca. Pero a él no es el único al que hay que temerle.

Hillary Clinton es percibida como una candidata competitiva, enfocada, activa y preparada. No es la candidata más popular y también se le ha categorizado como beligerante. En algunos temas de política exterior se acerca más a la visión del partido Republicano, sin olvidar que estuvo a favor de la invasión a Irak cuando era senadora.

Clinton no es a alguien que quieres tener de enemiga, y aquí te explicamos las tres razones por las que también puede ser un peligro para México: seguridad, frontera y comercio.

1. Seguridad

“Hillary Clinton es la peor opción, en términos de seguridad, para el régimen político actual de Enrique Peña Nieto. Quedó tan mal parado al invitar a Donald Trump que las presiones del Departamento de Estado con el tema de grandes violaciones de derechos humanos se van a incrementar”, explica Gerardo Rodríguez Sánchez-Lara, académico de Seguridad y Terrorismo en la Universidad de las Américas (UDLAP).

Ayotzinapa, Tlatlaya, Tanhuato, Nochixtlán y el recrudecimiento de la violencia en diferentes zonas del país han marcado la administración de Peña Nieto. Para Clinton, la principal prioridad de cualquier líder, presidente, gobernador o alcalde debe ser la seguridad de su población.

“Cuando [los narcotraficantes] hacen cosas barbáricas, como decapitar personas, su objetivo es intimidar. Buscan que la gente diga: ‘Déjenlos en paz para que dejen de molestarnos’. Pero un presidente no puede hacer eso. Y lo que el presidente Calderón ha hecho es enfrentar no sólo a los traficantes de drogas, sino a algunos de los problemas sistémicos que fortalecerán a las instituciones de México”, declaró la entonces secretaria de Estado en 2011, tras redoblar los esfuerzos y la inversión de la Iniciativa Mérida en la lucha contra las drogas.

Desde el Departamento de Estado, Hillary aplaudió la estrategia y el compromiso del ex presidente, y proveía toda la ayuda posible para que alcanzara el éxito. Peña Nieto, en cambio, se ha visto envuelto en escándalos, asesinatos a militares, tortura, protestas, inseguridad y corrupción.

Tanto la embajadora en México, Roberta Jacobson, como la embajadora ante Naciones Unidas, Samantha Power, dos personajes políticos muy cercanos a Clinton, han señalado la preocupación sobre graves violaciones a derechos humanos en esta administración, explica Rodríguez Sánchez-Lara.

“El tema de la corrupción se ha convertido, en los últimos años, en un tema de seguridad nacional porque pone en riesgo las finanzas nacionales, el prestigio del país y la integridad de algunas instituciones en contra de la delincuencia organizada”, agrega.

Si Hillary gana, Peña Nieto tendrá que tratar con ella durante sus últimos dos años y las presiones de Washington para corregir problemas de corrupción dentro de su administración, que no han sido pocos, y para extraditar al ‘Chapo’ Guzmán, aumentarían. 

Una Casa Blanca ocupada por Clinton presionaría a un gobierno mexicano que tiene la peor aprobación popular de los últimos 30 años.

2. Frontera

Para Clinton, el tema migratorio es también un tema de seguridad, y su propuesta incluye, como la de Donald Trump, “detener y deportar a aquellos individuos que representen una amenaza a la seguridad pública”.

Además, Trump no inventó la propuesta de poner una barrera física entre México y Estados Unidos. La idea se remonta, incluso, a la administración de Bill Clinton.

“El control fronterizo y las políticas migratorias de Bill Clinton fueron muy duras”, explica Gerardo Rodríguez. “Es la época de la creación de operaciones de cuidado y endurecimiento de la patrulla fronteriza, y de la construcción de los grandes muros fronterizos en Baja California y en Ciudad Juárez para que las áreas más riesgosas para el tráfico de personas quedaran en el desierto. No fue una etapa fácil para México en términos de migración.”

Su sucesor, George W. Bush, tuvo una mejor relación con México y los latinos en Estados Unidos, aunque en 2006, el Senado propuso una iniciativa que buscaba continuar con la construcción de un muro y aumentar los controles en la frontera.

“No hay ningún tema tan importante para nuestra nación hoy en día, que detener la inmigración ilegal. La obligación más básica de cualquier gobierno es asegurar las fronteras del país”, proponía la iniciativa. “En lugar de esperar a que se promulgue una reforma migratoria comprensiva, debemos avanzar en una legislación concreta, eficaz y significativa. Esta iniciativa propone más de 700 millas de muro reforzado con dos capas, y para el resto de la frontera, una barrera virtual integrada con tecnología de vigilancia.” Hillary Clinton votó a favor de esta iniciativa. 

En 2008, cuando buscó la Presidencia por primera vez, Clinton defendía que había que registrar a todos los inmigrantes ilegales, “porque si han cometido un crimen en este país o en el país de donde vienen, tendrán que ser deportados. Vamos a ofrecer una vía de legalización si cumplen la siguiente condición: pagar una multa por haber entrado al país de manera ilegal. Con el tiempo también tendrán que estar dispuestos a pagar impuestos y a tratar de aprender inglés”.

Hoy, además de detener y deportar a los indocumentados que cometan delitos, Clinton está a favor de una reforma migratoria comprensiva, de no separar a las familias y de ejecutar esa reforma de forma “humana, dirigida y efectiva”. La misma que criticaba el Senado en 2006 y que 10 años después Obama tampoco pudo impulsar.

“Para México, las deportaciones en masa o la eliminación de la migración de EU podría afectar fuertemente a las remesas”, explican los analistas de Bank of America Merrill Lynch (BAML). Esto es importante porque en 2015, el total de remesas de EU a México alcanzó los 24 mil 800 millones de dólares, un factor importante que aporta de forma positiva a las fuertes tendencias de consumo que se registraron ese año y en lo que va de 2016.

Construir un muro y limitar la migración también podría aumentar los costos laborales y en los bienes importados en Estados Unidos, lo que significaría mayor inflación. Efectos que tampoco le convienen a México.

3. Comercio

Bajo una Presidencia de Hillary Clinton, los analistas de BAML ven un impacto de neutral a ligeramente negativo en las exportaciones mexicanas. Principalmente por su oposición al Tratado Trans-Pacífico (TPP) y su propuesta de reformar el Tratado de Libre Comercio (TLCAN). Aunque para ellos no queda claro qué le cambiaría.

“Por muchos años he dicho que el TLCAN y la forma en que está siendo implementado ha lastimado a muchos trabajadores estadounidenses. Claramente necesitamos tener una amplia reforma sobre cómo negociamos nuestros tratados”, declaraba Clinton en 2007. Y hace unos meses en un debate contra Bernie Sanders, en su segunda vuelta como candidata, agregaba que Estados Unidos ha “fallado en proveer el soporte de seguridad básico que los trabajadores estadounidenses necesitan para ser capaces de competir y ganar en la economía mundial”.

Esta postura no es muy lejana a la de Donald Trump.

Cerca de 80% de las exportaciones mexicanas tienen como destino Estados Unidos, y un poco más de 83% son bienes manufactureros. De acuerdo a BAML, imponer tarifas comerciales entre ambos países podría tener un fuerte impacto negativo en las exportaciones de México.

“Constantemente se olvida que el TLCAN se negoció en la administración de George H. W. Bush y que Bill Clinton llegó a firmarlo”, agrega Rodríguez Sánchez-Lara. Como primera dama, Hillary aplaudió y celebró su aprobación.

Pero, posteriormente, desde el Senado, se opuso en 2002 a un tratado con Colombia, Bolivia, Perú y Ecuador que permitía el comercio con bajos aranceles. Además, en 2005 estuvo en contra del CAFTA, un tratado similar al de México y Canadá, pero para América Central y Nicaragua.

“Trump, como Sanders, pinta a Clinton como una ferviente partidaria del libre comercio. Pero su historial es un poco más matizado”, escribe Laurence Arnold de Bloomberg Intelligence.

¿Hay que temer a Hillary?

“Creo que Hillary Clinton es una persona que conoce México. Los temas de la agenda bilateral pueden tener un interlocutor más positivo [que Donald Trump] porque ella conoce esa realidad”, opina Pía Taracena, académica de la Universidad Iberoamericana. Para la especialista, el tema de la migración debería tratarse como un tema laboral y no de seguridad.

Para Gerardo Rodríguez, Hillary Clinton es la carta menos costosa en el tema migratorio y es un riesgo menor en temas económicos. 

“Esta elección, independientemente de quién gane, está elevando los costos de la relación México-Estados Unidos”, porque, explica Rodríguez, hay una clase media y media baja que está comprando los discursos de extrema izquierda, Bernie Sanders, y extrema derecha, Donald Trump, donde México es un actor involucrado. “Y es importante poner a Bernie Sanders porque para que Hillary Clinton gane tiene que involucrar forzosamente a los votantes de izquierda”, agrega.

Para Clinton, moverse a la izquierda, significa tener una postura más extrema en estos temas, y de acuerdo a FiveThirtyEight, en agosto, 57% de los seguidores de Sanders ya preferían a Clinton sobre Trump y los dos candidatos independientes, Gary Johnson y Jill Stein.

Por eso, propone Taracena, México tiene el reto de poner estos temas de acuerdo a sus intereses en la agenda de Estados Unidos para que no le vaya mal con el próximo ocupante de la Casa Blanca.

autor Me dedico a la Comunicación y los Asuntos Públicos. Escribo y analizo la política en sus distintas presentaciones.
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