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Internacional

Brexit: Quién es quien en el peor divorcio de la historia

04-04-2017, 10:50:25 AM Por:
© archivo

Estamos ante el arranque de uno de los mayores errores históricos de nuestros tiempos y cuyos responsables son políticos que supieron vender a base del miedo y la ignorancia sus discursos nacionalistas y xenófobos.

Son días tristes para Europa, el ambiente se embriagó de incertidumbre al llegar la fecha anunciada del inicio formal del divorcio de la Unión Europea (UE) y su segunda potencia, Reino Unido (RU), una separación donde realmente ninguna de las dos partes gana, pero sí una perderá más que la otra.

Theresa May, primera ministra británica, plasmó su firma en la carta que activa el famoso artículo 50 del Tratado de Lisboa, originalmente pensado para nunca usarse y que, por lo mismo, no deja una ruta de acción precisa para repartir todo lo edificado en 44 años de matrimonio. Así que son muchas las preguntas abiertas:

¿Qué pasará con los tres millones de europeos que actualmente residen en RU?, ¿y con el millón de británicos que viven en otras partes de la UE? ¿Cuándo la UE dejará de recibir las cuotas de RU? ¿La UE logrará que RU pague la indemnización planteada de 40 mil a 60 mil millones de euros por abandonarlos? ¿RU se va a responsabilizar de las pensiones de los trabajadores británicos al servicio de la UE? ¿Cómo se dará continuidad a la estrategia conjunta de combate al cambio climático y al terrorismo con el RU fuera del club?

Toca a las dos partes afrontar una negociación compleja con el tiempo en contra: dos años con una posibilidad de prórroga poco probable. ¿Cómo llegan a la mesa de acuerdos y cuál es el principal interés de cada una? Veamos punto por punto.

Las posturas

“Esposo mío, tras estos 44 años juntos, he decidido que ya no me convienes y por eso hoy te pido el divorcio, pero quisiera dejar muy en claro que, en el proceso, deseo que también establezcamos una bonita y muy cercana amistad.” Esto suena al inicio de un chiste, pero ayuda a enmarcar la postura del gobierno de May; que pretende que a la par del proceso de salida de la UE se establezcan los acuerdos formales de la nueva relación bilateral. O sea, negociar que, por ejemplo, en materia de comercio, la nueva reglamentación arancelaria no sea tan desfavorable a RU. Es decir, se sale del mercado único europeo pero no quiere que se le trate como “a cualquier extraño”.

“Primero vemos cómo te vas, qué me dejas, qué te llevas y luego ya veremos qué tan ‘amigos’ me interesa que seamos” es la obvia contrarréplica que se deja escuchar desde Bruselas porque el principal interés de la UE es que el Brexit deje claro a sus demás miembros lo costoso que saldrá a RU su decisión de haberlos abandonado y así disuadir los apoyos euroescépticos de otras latitudes del continente. En pocas palabras: a la UE lo que le conviene es ponérsela muy difícil a May.

Las debilidades

Una de las principales recomendaciones al llegar a cualquier mesa de negociación es aparentar fortaleza y cohesión al interior, y en la mesa del Brexit las dos partes flaquean en diferente medida respecto a esto:

Tanto el RU como la UE son actores colectivos o plurales. El primero es un estado unitario conformado por cuatro naciones, Escocia, Gales, Inglaterra e Irlanda del Norte. Y la primera ministra escocesa, Nicola Sturgeon, ha sido muy firme en expresarle a May que ejercerán su derecho de autodeterminación para convocar un referéndum donde el pueblo escocés pueda votar si prefiere salirse del Reino Unido para poder permanecer en la UE o no (sucede que la gran mayoría de los escoceses votaron “no” al Brexit). Así, Theresa May tiene un claro frente interno que atender a la par de sus negociaciones con Bruselas, y su jugada es poder alargar el referéndum de Escocia el tiempo necesario para convencerlos de que los acuerdos de salida les serán beneficiosos a todo el RU. Por si fuera poco, también deberá liderar las propuestas de leyes que sustituyan a las europeas por las que RU al día de hoy se rige. Sinceramente, se presume difícil que lo logre.

Y por su parte, la UE, tiene otros 27 miembros que requiere tengan gobiernos europeístas que refuercen el mensaje de que “juntos son más fuertes”. Esto estará en juego tanto el 27 de abril con los resultados de las elecciones en Francia como en septiembre con las de Alemania. Si ganara Marie Le Pen el gobierno galo o Ángela Merkel perdiera el germano, se pondría en jaque la estabilidad de la organización supranacional.

El peligro

¿Qué pasaría si llega marzo de 2019 y aún no hay acuerdo reconocido por las dos partes? El caos. Reino Unido saldría en automático de la UE quedando sin efecto todos los beneficios que tenía al pertenecer a ese club, pero sin un nuevo marco que regule sus relaciones con los 27 países miembros, región a donde más exportaciones realiza actualmente.

Lo más triste de todo este rompecabezas por resolver es que, aunque en estos dos años viéramos la mayor muestra de compromiso por parte de los gobiernos involucrados para evitar el escenario catastrófico, es el pueblo británico quien más pagará los platos rotos: 65 millones de personas perderán sí o sí su ciudadanía europea, y con ello su derecho al libre tránsito y a acceder a los servicios de sanidad y educación en 27 países en donde hasta ahora los habían tenido garantizados.

Estamos ante el arranque de uno de los mayores errores históricos de nuestros tiempos y que tiene como principales responsables a todos aquellos líderes políticos que supieron vender a base del miedo y la ignorancia sus discursos nacionalistas y xenófobos diciendo que el cierre de fronteras y el aislamiento eran la solución para un mejor futuro. Y también hay que recordarlo, a un David Cameron que convocó a un referéndum innecesario como instrumento para reforzar su liderazgo y cuya soberbia le impidió ver que podía salirle mal a él y peor a su país. Veamos si cuando venga lo más difícil, aceptarán el error, seguirán defendiendo lo indefendible o simplemente esconden sus cabezas. Al tiempo.

*La autora es consultora en comunicación política y socia y directora de la firma hispanomexicana Abella & Valencia (www.abellayvalencia.com).

autor Consultora en comunicación política. Socia-directora de la firma hispanomexicana Abella & Valencia
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