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De Opinión

China vs el mundo, ¿y México de qué lado juega?

30-03-2016, 9:16:08 AM Por:
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El clima de inversiones no suena como para una industria amenazada por las exportaciones chinas, pero el gobierno debe poner atención para decidir de qué lado quiere estar.

Quienes abogan en favor de una política industrial en México abundan. De hecho, el propio secretario de Hacienda se pronunció en su favor hace un par de años, bajo el entendido de que dicha política se basa en estímulos, promoción e inversión pública. El gobierno evitó, básicamente, hablar de mecanismos de protección contra exportaciones, con lo cual no se metió en la discusión sobre cuál competencia es “leal” y cuál “desleal” en materia de comercio exterior.

Por tal motivo, desde mayo de 2015 existe la Ley para impulsar el incremento sostenido de la productividad y la competitividad de la economía nacional, emitida por la Secretaría de Economía, pero sus reglas de operación, como suele pasar, llegaron hasta el 29 de diciembre del mismo año. Este es, pues, el primer año del impulso a la productividad por parte del Estado. Por ahora no se aprecia efecto alguno.

Mientras tanto, siguen emergiendo peticiones de protección contra las exportaciones “desleales”, especialmente las de China. La más reciente fue formulada hace unos días por el Instituto para el Desarrollo Industrial y el Crecimiento Económico AC, que dirige el doctor José Luis de la Cruz, en conjunto con el doctor José Antonio Romerio, director del Centro de Estudios Económicos del Colegio de México.

Ambos ampliamente acreditados, sustentan básicamente dos grandes propuestas:

1. Deberíamos incluir en el Plan Nacional de Infraestructura (o lo que queda de él,  pensaría uno) cierto porcentaje importante de contenido nacional. De hecho, no estaríamos rompiendo de manera importante las reglas con nuestro vecino, pues su Buy American Act data de 1933 y medidas adicionales de 1982 incluyen materiales para la construcción de carreteras, por ejemplo (el Buy America provisions)

2. Deberíamos implantar un arancel de 30% a las importaciones desleales de acero de China, para estimular un mayor crecimiento de la industria en México. El planteamiento no es producto de una ocurrencia, sino que está bien fundamentado en cálculos que estiman el impacto de dicho impuesto en la generación de empleos aquí, y también argumenta que no habría efecto en la inflación como producto de este mecanismo.

Aquí está, de nuevo, el asunto. ¿Debe o no protegerse a determinada industria a través de aranceles? ¿Cuál importación es desleal y cuál no? ¿Puede ser esta protección parte de una Política Industrial o no? ¿Hará caso esta vez el gobierno o nuevamente son palabras (y números) al viento?

Sobre lo primero, el contenido nacional en infraestructura, no debiera haber problema en fijar un mínimo, ya que incluso gran cantidad de materiales mexicanos son competitivos o no pueden “viajar” tan fácilmente como el acero: ahí están el cemento, concreto, tubería de PVC o cobre, poliestireno y un largo etcétera. La pregunta es si los servicios de construcción en si mismos corresponden a un cierto contenido nacional, pues ello crearía una importante desventaja para las edificadoras extranjeras. La otra pregunta es qué tanto se lleva esto con los acuerdos de libre comercio firmados por México.

En cuanto al acero, tan traído y llevado, es preciso tomar en cuenta que hay extremos en la cadena que no estarían a favor, llámese industria de la construcción y la muy clave automotriz, pero nos podríamos ir hasta los electrodomésticos, metalmecánica, etc.

Por otro lado, México ha instaurado diversos aranceles contra el acero chino, pero los números nunca parecen ser suficientes. Apenas en noviembre pasado, la Canacero mexicana se unió a sus pares en Estados Unidos, Canadá, Europa, Brasil y Latinoamérica para protestar, ahora de forma global, contra el dumping de acero chino.

No hay que olvidar que Japón, Estados Unidos, India, Corea del Sur y China son los principales productores mundiales de acero, y que la baja en el consumo en muchas de estas regiones está originando verdaderas guerras de exportaciones entre ellos mismos. India se quejó no hace mucho del dumping de Corea y Japón, por ejemplo.

En este contexto, hay subrayar el reciente anuncio de JFE Steel sobre la inversión de 265 millones de dólares para construir una planta que produzca 400,000 toneladas anuales de lamina de acero automotriz en México. La presencia extranjera en el sector acerero es fuerte, para mencionar nada más a Arcelor-Mittal, de la India; Tenaris, de origen ítalo-argentino y que absorbió a la conocida mexicana Tamsa hace años; Marubeni-Itochu, de capital japonés; vaya, hasta Outokumpu, de origen finlandés.

El clima de inversiones no suena como para una industria amenazada por las exportaciones chinas. Pero, en efecto, se está conformando algo así como un partido “China contra el mundo”, al cual debe poner atención el gobierno mexicano.

autor Periodista
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