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IEPS: ineficaz vs. la obesidad, pero rentable al gobierno

07-03-2016, 9:08:19 AM Por:
IEPS: ineficaz vs. la obesidad, pero rentable al gobierno fifu

El gobierno ingresó a sus arcas 103,481 mdp resultado del impuesto a bebidas y alimentos con alto contenido calórico; sin embargo, el mexicano solo le bajó una cucharada al consumo de estos productos.

México enfrenta hoy la mayor crisis de salud pública en su historia a causa del sobrepeso y la obesidad, padecimientos que le cuestan 98,000 millones de pesos (mdp) anualmente, según el Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO), ya que desencadenan enfermedades como diabetes mellitus 2, hipertensión arterial, enfermedad coronaria, enfermedad vascular cerebral, osteoartritis y cáncer de mama, esófago, colon, endometrio y riñón. En 2017, estas saturarían los sistemas de salud pública y podrían generar un gasto para el Sistema Nacional de Salud superior a los 100,000 mdp.

Sin embargo, el gobierno federal ha implementado hasta ahora más de 60 medidas para reducir la ingesta calórica de la población, entre las que destacan campañas en medios masivos, como “Chécate, mídete, muévete”; información nutrimental, etiquetado (se indica por medio de porcentajes datos como grasas saturadas, azúcares totales y sodio, que no fueron aprobados por expertos en salud), restricción de publicidad y política fiscal, esta última su principal apuesta. Las medidas han sido insuficientes para contener la epidemia, que afecta a 48.6 millones de personas adultas, de acuerdo con la Encuesta Nacional de Salud (ENSANUT) 2012; y a 4 millones de niños entre 5 y 11 años, según cifras del Instituto Nacional de Salud Pública. 

En 2014, se gravó con un Impuesto Especial sobre Producción y Servicios (IEPS) de 8% los alimentos de alto contenido calórico, como frituras, dulces, gelatinas y chocolates, y de 1 peso por litro todas las bebidas endulzadas, al considerar que dichos productos eran una de las principales causas de sobrepeso y obesidad en el país. ¿Cuál fue el resultado de esta política fiscal? En el primer año, la venta de botanas, panes, galletas, entre otros, creció 1.9% y la de refrescos disminuyó entre 1.9 y 6%, aunque el año pasado esta última se recuperó, avanzando entre 1 y 2%, según estimaciones de ConMéxico, la Asociación Nacional de Productores de Refrescos y Aguas Carbonatadas (ANPRAC) y la consultora Kantar Worldpanel.

Lo anterior, a pesar de que los precios de dichos productos en 2014 se encarecieron alrededor de 14%, tres veces la inflación de ese año (4.08%). ¿Qué fue lo que pasó? Muy simple, explica Lorena Cerdán Torres, directora general de ConMéxico, los consumidores dejaron de comprar productos de otros segmentos (artículos de limpieza o higiene personal) o migraron a marcas más económicas, incluso a productos sin marca, de elaboración artesanal, que se comercializan en la informalidad, lo cual resulta más peligroso para la salud, pues están fuera del alcance de los controles sanitarios y no pagan impuestos.

Jorge Terrazas, director general de la ANPRAC, prevé para este año un crecimiento de entre 1 y 3% para la industria refresquera. El consumo se ha venido estabilizando, pese al incremento en precios y el IEPS, que junto con el IVA implica una carga fiscal del 33% para las bebidas saborizadas.

De esa forma, el objetivo de controlar o inhibir el consumo de alimentos y bebidas de alto contenido calórico no solo no funcionó, sino que los resultados fueron insignificantes, pues el mexicano promedio dejó de beber 15 mililitros de bebidas endulzadas al día, equivalentes a una cucharadita o un sorbo, de acuerdo con el estudio La industria de las bebidas no alcohólicas en México, elaborado por el Centro de Investigaciones Económicas (CIE) de la Universidad Autónoma de Nuevo León (UANL).

En el mejor de los casos, refiere el estudio, la ingesta calórica se redujo 0.21% del total del consumo calórico del mexicano, la cual –de acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS)– es de poco más de 3,000 kilocalorías al día, lo que excede en 51% lo recomendado por el mismo organismo.

La Encuesta Mensual de la Industria Manufacturera (EMIM) estima que el consumo medio de refrescos por persona en los últimos años fluctúa entre 350 y 500 mililitros, equivalentes a tan solo el 5 y 7% de la ingesta calórica diaria del mexicano.

Dicha cantidad coloca a México como el país que más refrescos consume al año per cápita en el mundo, con 176.2 litros de refresco al año, cifra superior en 85.9% al consumo promedio estadounidense (94.8 litros en promedio al año) y mayor en 694% al promedio mundial (22.2 litros en promedio anual).

Aun así, ConMéxico, la ANPRAC, la UANL, el ITAM y el Colegio de México (COLMEX) coinciden en que es imposible sostener que el consumo de refrescos sea el causante principal del sobrepeso y obesidad en el país, pues consideran que incluso eliminando por completo el consumo de refrescos y suponiendo que no se sustituye con otros productos, la dieta común del mexicano excede la recomendación de la OMS. Y hasta cierto punto tienen razón, pues de nada sirve que se elimine el refresco de la dieta del mexicano, si este consume tortillas (de maíz o harina), pan blanco y de dulce, “antojitos” (tacos, tortas, quesadillas, tamales), además de frituras, dulces y chocolates, todos los días; y que, sumado a la nula actividad física, son una bomba de tiempo para la salud. 

Basta mencionar que en el país hay casi 8.6 millones de diabéticos a causa del sobrepeso y obesidad, cifra similar a la población que vive en Ciudad de México. Además, el grupo de edad más afectado son los adultos en etapa productiva, entre 40 y 60 años.

*Este es un extracto del texto que el autor escribió para Alto Nivel y que podrás consultar completo en la edición impresa de marzo. Busca tu revista en los principales puntos de venta, suscríbete en línea o descarga la revista digital. Sigue nuestra conversación en Twitter y Facebook.

 

autor Editor de Negocios de Alto Nivel.
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