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De Opinión

Malas noticias: La volatilidad financiera se mantendrá

11-02-2016, 10:43:51 AM Por:
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No se vislumbran cambios significativos en las causas de la volatilidad financiera reciente: el modelo de crecimiento de China no se puede reorientar de un día para otro.

Los temores sobre la desaceleración económica global estaban presentes desde el final del año pasado. En particular, la preocupación se centraba en las perspectivas de China. Como quiera, es obvio que nadie esperaba lo que ha ocurrido al principio de 2016. Específicamente, la abrupta corrección de los mercados financieros constituyó una (muy) desagradable sorpresa.

Desde luego, es oportuno recordar que a lo largo cuando menos del último quinquenio, muchos analistas señalaron la probable insostenibilidad del crecimiento mundial de largo plazo. Unos destacaron el peligro de agotamiento del modelo chino, basado en un auge de la inversión, alimentada por el endeudamiento bancario. Otros apuntaron a las distorsiones creadas por una política monetaria de cobertura internacional históricamente floja. En este segundo caso, el énfasis se puso en la inflación de los precios de los activos (acciones y bonos) y en las consecuencias negativas de la deprimida artificialidad de la tasa de interés sobre las decisiones de los inversionistas.

Mención aparte merecen, por supuesto, los efectos de la mencionada política sobre las cotizaciones de las divisas. Por un tiempo, la expansión monetaria se tradujo en la revaluación de muchas monedas. Cuando se hizo patente lo inminente (pero de fecha incierta) de la “normalización” de la posición de la Fed, la volatilidad dominó el entorno, manifestándose en una depreciación generalizada frente al dólar de Estados Unidos. A ello se agregó el desplome de los precios de las materias primas (del petróleo en particular), asociado lógicamente con la pérdida de vigor de la expansión económica.

La laxitud anormal de la política monetaria no resultó, como planteaban algunos, en un estímulo de largo plazo de la demanda agregada. Por ejemplo, en muchos países (México incluido), el tamaño de la inversión como fracción del PIB no cambió de manera significativa. No sobra aclarar que la teoría económica dice claramente que una expansión monetaria es solo un expediente de corto plazo.

Los determinantes fundamentales del crecimiento son reales: la dotación y la calidad de los factores productivos, el estado y avance de la tecnología, el marco institucional… Para acelerar con fundamentos el dinamismo de la economía es necesario mejorar dichos factores. En varios casos notables, tanto en Europa como en América Latina, el entorno en el que operan los agentes económicos es poco propicio al ahorro, a la asunción de riesgos y a la inversión. El resultado es la lentitud de la mejoría de la productividad y, por ende, del bienestar de la población.

En el futuro inmediato –extremadamente difícil de prefigurar– no se vislumbran cambios significativos en las causas de la volatilidad financiera reciente: el modelo de crecimiento de China no se puede reorientar de un día para otro, aunque las autoridades tengan una fuerte capacidad de decisión; las políticas monetarias de Estados Unidos (data dependent) y del “resto del mundo” (Europa, Japón, China) seguirán muy posiblemente en direcciones opuestas; y los problemas geopolíticos (sobre todo en el Medio Oriente) seguirán siendo motivos de sorpresa y de preocupación.

Así pues, no es arriesgado concluir que la turbulencia continuará siendo un rasgo sobresaliente de los mercados. Habrá que acomodarse.

*El columnista es economista, egresado de la UANL. Fue subgobernador del Banco de México, de 1998 a 2008. Ha sido articulista  en temas económicos y financieros en diversos periódicos y revistas.

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