¿Sin tenencia no hay ingresos?
De acuerdo con el CEESP, los estados están preocupados por la disminución de recursos que implica la eliminaciónd e tenencia.
19 de julio de 2010
Con la desaparición del impuesto federal a al tenencia de vehículos a finales del 2011, crece la preocupación de las entidades federativas por la disminución que esto implicará en los recursos que reciben por concepto de participaciones.
“La principal crítica que las entidades hacen a la medida anunciada hace algunos meses por el presidente Calderón, radica en que se aprobó sin considerar opciones alternas para compensar ésta disminución en los ingresos públicos”, detalló el CEESP en su análisis semanal.
Aunque es cierto que la recaudación participable se verá afectada por esto, también se debe considerar que las medidas fiscales que se han aprobado, como el incremento en la tasa del IVA y los ajustes en el IEPS, podrían en buena medida, compensar la pérdida que se prevé. Tan solo, por ejemplo, se debe considerar que el ajuste en la tasa de IVA representa cerca de 30 mil millones de pesos (mmp) más para el erario en este año, mientras que lo que se dejaría de percibir por el impuesto a la tenencia son 21 mmp. A todo esto, habría que integrar la mejora en eficiencia del sistema tributario tras las medidas de simplificación administrativa que ya comenzaron a instrumentarse.
El hecho es que las entidades federativas consideran que esto afectará sus proyectos de inversión en aspectos relevantes para la población, como salud, educación e infraestructura, entre otros. Sin embargo, éste argumento no necesariamente es claro cuando se aprecia que los avances en estos temas todavía son lentos, a pesar de los recursos crecientes de los últimos años.
Ante esto el CEESP explica que esto nos lleva a dos temas importantes. Por un parte, la elevada dependencia que tienen las entidades federativas de las participaciones federales incide negativamente en la asignación de los mismos. Esto se debe a que el poco esfuerzo que se hace para tener esos recursos no genera un incentivos para su eficiente ejercicio, limitando la necesidad de buscar medidas alternas para incrementar la recaudación propia.
Mucho de esto puede responder a cuestiones políticas, toda vez que ninguna fracción quiere enfrentar el costo político que podría representar un aumento de impuestos locales. Sin embargo, estas fuentes de ingresos están ahí y deberían utilizarse de manera eficiente, como por ejemplo el predial o en todo caso instrumentar un impuesto a la tenencia local menor al que actualmente se paga por la federal.
Por otra parte, está el hecho de que los recursos que se demandan deben estar canalizados a actividades que realmente propicien crecimiento económico y generación de empleos. Para lograr esto, se podrían condicionar los recursos que reciben las entidades federativas a la evaluación de sus resultados, al avance en la armonización contable, a la transparencia, rendición de cuentas y mejora recaudatoria. Esto sin duda, sería un factor que estimularía la participación de la población en el erario, dada la confianza que tendría de que sus aportaciones son destinadas para su beneficio.
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