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Morelos vs. DF, el desequilibrio inmobiliario

10-03-2014, 1:17:29 PM Por:
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Pocos modelos económicos funcionan tan bien en el mundo como el de la ley de la oferta y demanda. Para muestra, lo que sucede en inmuebles en estos estados.

Pocos modelos económicos funcionan tan bien en el mundo como el correspondiente al de la ley de la oferta y demanda. Para muestra, lo que está sucediendo en la ciudad de México, en comparación con el estado de Morelos, en el tema de bienes inmuebles.

En los últimos años, la demanda de viviendas en el Distrito Federal, particularmente en condominio (las casas solas han perdido interés), ha crecido aceleradamente. Factores como el establecimiento de nuevas empresas, centralización de funciones gubernamentales, menores niveles de inseguridad, en comparación con otras entidades y la reducción de tasas de interés por parte de las instituciones financieras han sido fundamentales.

Con estos ingredientes aceleradores de la demanda, las empresas constructoras de vivienda media-alta han encontrado un productivo nicho de negocio. Actualmente, encontrar propiedades recién edificadas de 150 metros cuadrados de construcción a razón de 32,000 pesos el metro cuadrado es ya una constante.

Pesos más pesos menos, los inmuebles referidos están siendo ofertados en unos 4.8 millones de pesos. Cabe señalar que una vivienda nueva en condominio con igualdad de terminados de lujo en la misma ubicación y el mismo número de metros se ofrecía al público en no más de 2 millones de pesos hace 10 años.

Como puede observarse, aquí eso de la inflación no funciona; más bien prevalece la ley de la oferta y demanda, y mientras los demandantes continúen pagando, los oferentes ubicaran el precio donde más beneficio les genere.

Morelos, la otra cara de la moneda

Antes de escribir estas líneas, acudí a Cuernavaca, Morelos, a platicar con los representantes de varias empresas dedicadas a la venta de casas en la localidad. Visité desde las grandes firmas, hasta promotores independientes. Todos coincidieron en algo: medio Cuernavaca está en venta.

Hubo quien me enseñó el listado de propiedades que promueve; en total, más de 12,000. Desde casas de 800,000 pesos, hasta verdaderos palacios de 3 millones de dólares. Para darnos una idea: una propiedad con dos años de construcción en condominio horizontal con 250 metros cuadrados de construcción, alberca, palapa y demás atractivos en una céntrica colonia se ofrece en 2.5 millones de pesos.

Un análisis primario simple nos invitaría a pensar que este inmueble en la Ciudad de la Eterna Primavera es una ganga y que cientos de miles de clientes estarían tras ella. Igual y sí, pero en otras condiciones de mercado. La inseguridad que priva en estado de Morelos terminó con la demanda de bienes inmuebles. Peor aún, muchos de los capitalinos que históricamente tenían propiedades ahí buscan afanosamente deshacerse de ellas.

La razón es obvia: estos inmuebles, que eran considerados como segundas casas o de fin de semana, quedan vacíos ya sea por el miedo de simplemente vivir en Cuernavaca o por la poca satisfacción que conlleva llegar y enclaustrarse en su interior sin poder ni siquiera salir a comer a un buen restaurante por el pavor de ser asaltados… en el mejor de los casos.

Este fenómeno está terminando con la economía de Morelos, pues debemos recordar que en la entidad no existen muchas plantas, ni empresas dedicadas a la manufactura. Más bien sus habitantes viven de los servicios y estos fundamentaban sus ingresos en gran medida de lo obtenido de sus visitantes los fines de semana.

Los niveles de inseguridad que se viven en este maravilloso destino, no son de ahora, vienen desde la época de Jorge Carrillo Olea, hace poco más de 25 años. Gobernadores del PRI, del PAN y ahora del PRD han ocupado la misma silla y en algo han coincidido: poco o nada han logrado por reducir este lastre que aqueja a los morelenses y a quienes visitaban periódicamente su Estado.

Así pues, mientras que en la capital del país los demandantes hacen fila para adquirir bienes que a juicio personal se ofrecen a precios poco sustentados, en Morelos, los oferentes continuaran rematando sus bienes y peor aún, con poca esperanza de que alguien se los compre. Hay propiedades desde hace 15 años en Cuernavaca que aún no encuentran un nuevo dueño.

En conclusión, los consumidores solo pagan lo que consideran adecuado por la utilidad que perciben del bien adquirido. Sin embargo hay que tener cuidado pues en ocasiones la percepción puede estar distorsionada.

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