Reforma fiscal: calaverita para la IP
El malestar de la IP es evidente, como también es palmario que el gobierno requiere de mayor ingreso para hacer frente a su obligación con sus gobernados.
Bastaron tan solo 20 minutos para que la Cámara de Diputados avalara, el pasado 31 de octubre, los ajustes finales a la nueva carga impositiva proveniente del Senado. La aprobación de la miscelánea en la Cámara de Senadores no recibió el aval de los panistas, quienes abandonaron sus escaños acompañados por los integrantes del PT y la mitad del PRD, ante la evidencia de que sus demandas, sobre todo en el tema de no incrementar el IVA en la zona fronteriza, no serían tomadas en cuenta.
La otra mitad del Partido de la Revolución Democrática jugó un papel protagónico para lograr las disposiciones definitivas. Resulta poco comprensible que un partido político de “izquierda” votara a favor del incremento de impuestos; pero, bueno, en términos de la política mexicana debemos acostumbrarnos a esto y a más.
La motivación histórica de cada fracción parlamentaria no necesariamente se ha procurado los beneficios del país, sino el de sus intereses partidistas. Nadie puede olvidar que el Partido Acción Nacional, cuando era gobierno, fue el promotor del hoy desaparecido Impuesto Empresarial a Tasa Única (IETU) y ahora deja el Senado como muestra de su desacuerdo ante el daño que el nuevo impuesto podría provocar en la zona fronteriza.
En fin, en el tema de los partidos políticos tengo poco que agregar, pues los que hoy se dicen cualquier cantidad de improperios, mañana estarán unidos y hablando maravillas de ambos. Recordemos que en unos días habrá que discutir la reforma energética: ¿será acaso que ahí priistas y panitas se podrán de acuerdo para sacarla adelante y los perredistas serán los que dejen la sesión?
En términos de negocios es obvio que las empresas involucradas en la producción, comercialización y enajenación de alimentos no básicos con alta densidad calórica y aquellas de bebidas endulzadas presentarán un panorama complejo en sus utilidades, particularmente durante el primer trimestre del 2014. En los meses subsecuentes, es de esperarse que el consumidor asimile el impacto del precio. Dudo de que quien gusta de .consumir refrescos cambie su hábito.
Lo que ocurrirá hasta finales del 2014 para estos sectores de bebidas endulzadas (refresqueras, por ejemplo) y las mal connotadas de comida chatarra en materia del Impuesto Especial sobre Producción y Servicios (IEPS) resulta todo un enigma. No vaya a ser que les suceda lo que a las bebidas alcohólicas y a las cigarreras, las cuales están expuestas a que cada año les incrementen la carga impositiva, pues “afectan la salud”.
Si bien para estas actividades económicas, las medidas sugeridas y aprobadas por senadores y diputados afectarán sus ingresos, proyectos de inversión, planta productiva y demás, tales inconvenientes no son nada en comparación con los perjuicios que tendrán los estados fronterizos, en especial los ubicados al norte del territorio nacional, como consecuencia de la homologación de la tasa general del IVA al 16 por ciento.
El Consejo Coordinador Empresarial ha mostrado su total desacuerdo con este tipo de acciones, aludiendo a que tan solo en Tijuana se estima la pérdida de 30,000 empleos y una caída en el consumo cercana al 20%. Habrá que ver qué sucede durante los próximos meses, y no me refiero tan solo al tema fronterizo, sino a la relación gobierno-empresarios, pues actualmente no es óptima.
El malestar de la iniciativa privada es evidente, como también es palmario que el gobierno requiere de mayores ingresos para hacer frente a las obligaciones con sus gobernados. El problema, desde mi punto de vista, está en que la nueva reforma fiscal recae una vez más sobre los mismos, pero con toda certeza no encuentro un programa de transparencia mediante el cual se muestre en qué se erogará cada peso de la recaudación.
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