Libera a tu Sócrates interior y domina la oratoria
Hablar en público es una actividad tan antigua como la humanidad misma, pero crear narrativas que impacten, atrapen y enseñen, sigue siendo el principal reto.
Por milenios, el hombre ha tenido la necesidad de transmitir sus ideas, conocimientos y experiencias a otras personas, lo cual realizó y realiza de muchas maneras, una de ellas y la más antigua es la oratoria, , la cual no solo ha permanecido inmutable con el paso del tiempo, sino que día adía refuerza su insustituible valor en la comunicacion humana.
Sócrates, el filósofo griego que creó la primera escuela de oratoria en Atenas, pregonaba el maravilloso arte de hablar a través de un discurso profundo, estudiado, educado y con los objetivos de persuadir, informar y convencer. Hoy, la oratoria conserva su vital importancia, al grado que políticos, maestros, especialistas y líderes la siguen utilizando como arma de conocimiento y convencimiento. Lo que sí ha cambiado es el arte de hablar con elocuencia.
Las nuevas generaciones exigen una mayor capacidad de síntesis del orador y la utilización de instrumentos que amenicen la charla de manera didáctica.
¿Pero cómo puedes crear una narrativa que informe, convenza y entretenga? ¿Qué necesita tener un discurso para captar la atención de las nuevas generaciones?
“Tengamos presente que las nuevas generaciones viven en un mundo de pantallas, por eso difícilmente prestarán atención a un orador que no les provea de múltiples outputs (salidas de información) y que atraiga su atención de manera dinámica”, subraya María Felisa Latorre Navarro, profesora del Departamento Académico en Administración y especialista en temas de RRHH, por el Instituto Tecnológico Autónomo de México (ITAM).
“Probablemente, si haces un discurso de más de 20 minutos hablado, la mayoría de audiencia acabara checando el celular”, destaca la especialista.
Ante ello, asegura que la clave para realizar una narrativa de alto impacto es tomar en cuenta los siguientes puntos:
• La audiencia.
• Los gustos de la ésta.
• Los intereses de la audiencia.
• La relación con el tema de la presentación.
• La información previa (sobre el tema) que poseen los receptores.
Sin embargo, es difícil mantener la atención de una audiencia joven si no existe algún estímulo de por medio, por lo que la experta recomienda realizar presentaciones teóricas de media hora, complementando con alguna actividad (debate, demostración, conversación abierta) que logre enganchar al público; y por último rematar con 10 minutos de conclusiones, donde las ideas principales serán remarcadas y reafirmadas por el orador y el público. De esta forma se aprovecha la curva de atención.
¿Quieres saber cómo diseñar una narrativa que genere un alto impacto en la audiencia? Sigue leyendo…
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